LA HISTORIA NO ES EL PASADO, PORQUE TRANSCURRE HOY .
El Museo Itinerante del Barrio de la Refinería, las Jornadas de Cronistas e Historiadores Barriales y el Museo Virtual están declarados de Interés Cultural por la Secretaría de Cultura de la Municipalidad de Rosario y el Honorable Concejo Municipal.
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miércoles, 4 de julio de 2007

EL ORIGEN ECONOMICO DE LA REFINERIA


La aparición del capitalismo en Argentina coincide con un proceso de organización nacional. Estamos hablando de la década clave de 1870 a 1880.
Este modo de producción implicaba muchas transformaciones, al comienzo las más importantes eran unificar el territorio, y pacificar y aumentar a la población.
Dado que esta era escasa para desarrollar una economía adaptada al mundo, la decisión fue traer el mundo a la Argentina.
La máxima “gobernar es poblar” chocaba con una demografía escasa, dispersa y poco dada al nuevo sistema mundial, que consistía en la reinversión de las ganacias.
El sistema tradicional implicaba una economía de subsistencia por un lado, y de acumulación por el otro. El sistema de acumulación, transformándose, debía destruir a la otra, ya que la acumulación generaría un capital inicial para la producción capitalista, y la destrucción del sistema tradicional implicaba abrir un mercado de consumo a lo producido masivamente. De este modo, la producción capitalista implicaba una producción masiva que la economía tradicional no podía realizar, y un mercado de consumo, que la escasa demografía no alcanzaba a cuajar.
La inmigración, entonces, suponía una doble acción. Suministraría la mano de obra necesaria para el nuevo sistema capitalista, y al mismo tiempo poblaría el país, generando nuevos consumidores.
Pero ¿Qué producción?
Había una necesidad mundial de organizar el capitalismo, ya que el mercado europeo estaba saturado de productos industriales, lo mismo que de dinero, que es, a fin de cuentas, una mercancía. Esto implicaba que, para poder subsistir sin abaratar lo producido, o depreciar el dinero, debía exportárselos. Vendiendo o prestando.
Existe entonces una “tercera pata” a la introducción del capitalismo en Argentina: una necesidad del capitalismo mundial: vender productos manufacturados, comprar materias primas.
Esto implicaba que argentina debió, finalmente, adaptar su sistema económico al mundo. Esta ubicación le dejaba la producción de alimentos (materia prima), y el consumo de bienes manufacturados. El país agro exportador comenzaba en un ciclo exitoso que finalizaría en 1930.
La Refinería argentina “encajaba” con ese sistema, sólo que aunaba algunas características especiales: en vez de exportar la caña de azúcar, exportaba el producto terminado, un producto de un solo proceso, es verdad, pero esto dejaba un plus sobre la materia prima que no tenía la exportación de trigo, por ejemplo.
Ernesto Tornquist introduce este concepto, añadir un plusvalor a la materia prima, y es ese el carácter que convierte a la Refinería Argentina en la primer fábrica moderna del país. ¿porqué?
Veamos.
Los métodos “tornquisteanos” respondían a dos cuestiones:


a. reducir la competencia
b. reducir los costos de producción

Para lograr la primera cuestión utilizó la faz política, mediante facilidades en la realización del emprendimiento. Su acceso al ministerio de hacienda (era amigo de Julio Argentino Roca) permitió una de las más deseables condiciones del capitalismo: la estabilidad monetaria.
La segunda cuestión era más compleja, y para ello puso en marcha tres mecanismos:
Primero, se propuso obtener la máxima obtención de plusvalor, o sea abaratar los salarios. Para ello, supo diversificar la mano de obra y fragmentar la composición del costo salarios, controlando mejor las evoluciones del gasto.
Segundo, se propuso la optimización productiva, apelando a la tecnología en lo relativo a bienes de capital, incorporando moderna maquinaria y sistemas de producción avanzados.
Tercero, diversificando. La producción de la fábrica era de azúcar, pero eso se complementaba con la extracción de madera o la venta de sub productos como la cachaza para alimentación animal,
o el bagazo para combustible o la fabricación de papel.
Más tarde, y ya muerto Tornquist, la fábrica produciría subproductos para el mercado interno, como el Golden Syrup.
Tornquist a su vez extrapola estos métodos, invirtiendo en los “huecos productivos” del capitalismo, sobre todo en la industria liviana para consumo interno. Tal es el caso de la producción metalúrgica de enlozados (FERRUM) o de forja y estampa (TAMET); o el de producciones alternativas al agro (pesca).
La extrapolación dle método de Tornquist en otras épocas diferentes supuso el fin de la fábrica. Invertir en máquinas cuando no puede venderse lo que producen es una mala inversión, por más modernas que aquéllas sean.
La edificación de la Refinería refleja un poco ese descontrol: edificios que se construyen en forma dependiente de las necesidades sin un plan general de construcciones. Sólo las construcciones iniciales se observan ordenadas y con amplios espacios alrededor. La fábrica respondía creciendo de acuerdo a la economía, libre y sin control.
Pero en 1889, los conceptos fundamentales del industrial moderno estaban en Tornquist. Acumulación y posterior reinversión, aumento constante del plusvalor, diversificación productiva y salarial, alta tecnificación y eficiencia en las inversiones, en un marco capitalista fuertemente liberal en lo económico y conservador en lo político.
La Refinería estaba en funciones.

martes, 3 de julio de 2007

LOS HISTORIADORES BARRIALES

Los Historiadores y Cronistas Barriales
Durante años, varios rosarinos se han entregado a la labor de recopilación de vestigios históricos de la ciudad.
Más concretamente, ha desarrollado una visión pormenorizada y subjetiva de la historia de su propio barrio.Esta tarea, completamente voluntaria, está legitimada por la simple delegación verbal de los vecinos.-

"Conoce usted la historia del barrio?
"¿Del barrio? Pregúntenle al historiador, vive aquí a la vuelta”
La labor del historiador barrial muchas veces puede ser considerada desorganizada desde un punto de vista profesional, pero es seguramente constante.El historiador barrial recopila fotografías, material periodístico, objetos antiguos, y también anécdotas, semblanzas, detalles que muchos llamarán “pintorescos”.El historiador barrial delimita su sector, el trozo de ciudad que le ha tocado vivir. No se entromete en otros barrios, por la sencilla razón que no ha nacido allí.
¿Que lleva a una persona a recopilar, durante muchos años, material acerca de la hsitoria de su barrio? esto implica una identidad y una identificación.
Identidad, porque el historiador es parte de su barrio. En el tiene sentido como persona, como ser social. Identificación, porque el historiador es de su barrio, y estando fuera de él deja una parte de su yo. "Yo soy de Refinería", se dice, como quien tiene una segunda patria.
Entonces, después de tantos sacrificios, de tanto juntar, investigar, buscar, el historiador asume una delegación social al cabo de muchos años. La gente entonces dice:

“Fulano es el historiador del barrio”

La idea que la historia pueda ser guardada implica mas que un simple coleccionismo de objetos.
Algunos - los cronistas- hacen la "crónica" del barrio, de sus objetos más queridos: anécdotas sobre tal o cual personaje, sobre el tranvía, la mafia o la radio...
Es parte de una construcción propia, mirando a los demás. El historiador contruye el barrio desde lo que ha juntado. ¿construcción mítica? seguramente.. pero ¿no es más mítica una construcción científica, por ejemplo, que nada tiene que ver con el barrio en sí, excepto los fríos datos?
El historiador barrial le da sangre y calor a esos datos. Además, el hombre no puede vivir sin mitos...
Por lo tanto, el historiador barrial lo es integralmente, sin otra razón que la voluntad y el cariño a su lugar, a su ciudad, a sus vecinos.
El historiador barrial defiende su barrio del progreso mal entendido, ése que borra en muy poco tiempo lo que los rosarinos tardaron años en conseguir y que forma la historia de cada uno.

Encuentros y Jornadas de Historiadores y Cronistas barriales
Desde el año 2002, calidad de vida por medio de la Historia
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Juntar a los historiadores barriales tiene como objetivo ayudar a recuperar la calidad de vida de las personas que, desde hace muchos años, caminan la historia de su barrio.
Contar las historias del barrio proporciona, además de un biuen momento, una justificación a la actividad del vecino historiador: ese es su título académico.
Nos acompañan en esta experiencia muchos historiadores, pero principalmente queremos mencionar a los que conforman el “alma mater” de estas reuniones nuestro agradecimiento a: Salvador Terrazzino, Eduardo Piccolo, Wildemar Bengochea, Luis Merighi, Francisco Granados, Nora Laborde, Roberto Wersio y otros que nos acompañan desde hace 5 años.