LA HISTORIA NO ES EL PASADO, PORQUE TRANSCURRE HOY .
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martes, 3 de agosto de 2010

CARPINTERO, LINDO OFICIO


Un oficio es un tipo de trabajo que requiere una habilidad, y que da de comer al que lo practica. Los oficios tradicionales, como la albañilería, por ejemplo, poseen sus formas de trabajar, sus herramientas y su estilo, sus jerarquías y su manera de cobrar la labor realizada.
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Aquí hablaremos de otro oficio, casi tan antiguo como el hombre, la carpintería.
La foto que mostramos, algo deteriorada (falta un trozo del cartón de respaldo) fue adquirida por el Museo.
Muestra a un carpintero al frente de sus herramientas de trabajo, en algún pueblo de Santa Fe. Su apellido, si nos atenemos a lo escrito en la foto, era Perotti.
La forma en que el hombre se presenta es especial, y eso decidió la adquisición.
En una pose algo displicente, el hombre muestra su espacio de trabajo: el banco con su prensa, las herramientas, algún trabajo a medio hacer sobre él. En la foto se pueden observar varias, dispuestas de forma que queden bien visibles: una garlopa, una tenaza, un cepillo, unos serruchos, muestran que el hombre es efectivamente un carpintero.
Detrás, una jaula con una paloma doméstica que duerme, acurrucada.
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¿Qué tipo de trabajos realizaría Perotti?
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Es evidente que sus herramientas son sencillas y manuales, nada de electricidad ni máquinas complejas.
Detrás, se ven unas sierras de arco grandes y un hacha, que muestran que el mismo Perotti cortaba los troncos y tablones y los reducía a tablas más pequeñas. Afilaba sus propias herramientas en una piedra de afilar, o molejón, que se ve atrás. Una gran prensa, de las llamadas sargentos, da cuenta que los trabajos que efectuaba a veces eran grandes.
En el banco, se ven unos marquitos, cruzados unos a otros, cuya utilidad nos es desconocida. Quizás sean marcos de colmena. Tal vez cortaba y armaba aberturas para las casas, no podemos saberlo ya. Muchas virutas gruesas se acumulan a los pies del hombre. Algo similar a un inflador de pie descansa a la derecha. ¿Sería para alimentar con aire un calentador a kerosene, para calentar la cola cuyo caldero se ve sobre el banco? Una especie de calentador se ve a la derecha, con orificios de respiración en la carcaza.
Estas herramientas hoy nos parecen algo extrañas y a la vez, conocidas.
Pero hay algo que no es “natural” en la foto, y que puede darnos la pista del porque este hombre no está precisamente trabajando en ese instante. Hay algo raro:
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Los carpinteros no trabajan al aire libre.

Este hombre ha sacado al patio su banco de trabajo y lo ha dispuesto como en una escenificación, rodeado de las herramientas de su oficio. Él ocupa el centro de la foto.
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Hay detalles que evidencian la escenificación: sobre el molejón o piedra de afilar, se balancea un berbiquí, colgado de un palo para que aparezca, evidente, en la imagen; Perotti mismo, como un actor, se apoya en la herramienta clave de su trabajo: el martillo.
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Pueden verse otras herramientas adentro del galpón o casa del fondo, pero detrás del hombre no hay herramienta alguna, todas lo rodean, como en un cuadro preparado de antemano. Para verlo mejor, numeramos las herramientas.

¿Qué llevó a este carpintero a mostrarse en todo su “esplendor”?
Podemos aventurar una hipótesis: estaba orgulloso de su oficio.
Este orgullo estaba presente en muchos trabajos: la capacidad de resolver problemas técnicos, de realizar el mejor trabajo posible, de ser el más prolijo o de brindar los productos más resistentes. El oficio, además de un medio de vida, era un modo de vincularse, de relacionarse. Un “chapuza”, un mal oficial, era visto como un holgazán o un descuidado. Un chapucero, en épocas donde el trabajo manual era la estricta supervivencia, no era confiable ni técnica ni socialmente.
Tal vez Perotti quiso dejar un recuerdo familiar de su calidad, o simplemente una constancia para sí mismo, de lo importante de su trabajo. Ese ufanarse del propio "lavoro" ya se ha perdido.
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Hoy en día los oficios se han vuelto rutinarios y mal pagos, y muchos supuestos oficiales se comportan de modo negligente, sin la dedicación que era la marca del que tenía un buen oficio.
Este hombre que hace cien años se tomó una foto (a nuestro juicio, para nada casual) dejó un recuerdo simple, cotidiano, pero que llega con una fuerza extraña al presente.
Perotti nos ha legado dos cosas casi extintas: las anticuadas pero imprescindibles herramientas de su oficio, y el orgullo de ser un oficial técnicamente competente y socialmente aceptable para el pueblo.

1 comentario:

Ernesto dijo...

Muy buena observacion.
Felicidades.