LA HISTORIA NO ES EL PASADO, PORQUE TRANSCURRE HOY .
El Museo Itinerante del Barrio de la Refinería, las Jornadas de Cronistas e Historiadores Barriales y el Museo Virtual están declarados de Interés Cultural por la Secretaría de Cultura de la Municipalidad de Rosario y el Honorable Concejo Municipal.
Personería Jurídica Otorgada por Resolución Nº325 del año 2010.
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sábado, 30 de octubre de 2010

COSA DE MANDINGA

Si bien no pertenece estrictamente al barrio, hay una zona “perdida” entre el barrio Inglés y la calle Salta, al este del Cruce Alberdi. En ella entran camiones, hay algunos changarines durmiendo la siesta y algunos chicos juegan al fútbol en una canchita pelada.
Ese sector, escondido de las miradas de paseantes y automovilistas, fue una playa de maniobra ferroviaria, y quedó como remanente de los terrenos fiscales, una vez desarticulados los ferrocarriles estatales en la década del 90. Es un triángulo alargado que forman, la Avenida Alberdi, las vías del Cruce y la Avenida Mongsfeld.
Leyendo un viejo Monos & Monadas de 1910, vemos que en ese sector existía una vieja lagunita, que había producido una leyenda: el Baño de Mandinga.
Leamos al cronista:
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“Higienistas, pongan el grito en el cielo; vayan al Barrio de las Latas ¿donde queda? Aquí cerquita, a la vuelta, vayan por la calle Salta hasta la Av. Castellanos (hoy Av. Alberdi) y por esta hasta los Talleres, atrás está el famoso barrio.
Entre por la avenida que bordea el ferrocarril y vera el Almacén "Sucursal del Cometa", cuyo dueño la noche que nos visitó el cometa Halley, obsequió a los parroquianos con un guindado, después hubo jarana y baile.
Una atracción turística de este barrio es el Baño de Mandinga, una pequeña Laguna de diez metros de largo por cuatro de ancho y dos de profundidad. Las viejas del barrio aseguraban que todas las noches de invierno cuando dan las doce, llega Mandinga, rengueando y mohino, dando unos gritos guturales y se zambulle en la laguna, que durante un cuarto de hora queda con el agua hirviendo.”
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La lagunita sirvió para bañarse o pescar ranas, recibiendo los nombres que llegaron hasta nosotros. En vialidad, estas cavas se denominan préstamos, son para retirar tierras para realizar las rutas, y son pozos muy grandes, profundos y peligrosos, como el que se ve al lado en la foto, ubicada cerca de la ciudad de Santa Fe, donde puede apreciarse un formato rectangular, excavado a máquina.
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Falta determinar aproximadamente la fecha de la laguna.
Suponemos que se generó en la época de los movimientos de tierra de los Talleres y las ampliaciones de los ramales, por lo que debió excavarse en el período de 1880 a 1890, si nuestra hipótesis es válida. La foto de Monos & Monadas, es de la época de esplendor, cuando la profundidad era máxima y sin desmoronamientos. Para la época debió hacerse a pala. Esta laguna, bañado o charco (tal vez no era más que eso) recibió otros nombres: La Lagunita, la lagunita de Salta, laguna Minetti o Laguna del Cruce. Tal vez para la gente, que comenzaba a urbanizarse, era un "lugar maldito". Ya en los 40, en el lugar existía una canchita, llamada El Ombú, por la cercanía de un árbol de esa especie, hoy desaparecido.Aquí abajo vemos una foto aérea del lugar, el día de hoy.

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La foto del Monos y Monadas es muy pobre en calidad y se observa sólo una gran laguna oblonga, llena de yuyos. Imaginamos que sería un lugar oscuro, feo, sucios, lleno de cardos y yuyos altos, algúnas plantas daban ramas y todo se volvía agreste, rural. ¿Cuál es el origen?
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Para la época, el ferrocarril estaba ya trazado, y el acceso oeste de la ciudad se producía por el ferrocarril que iba paralelo a calle Salta, que unía a Rosario con Córdoba, y era de 1870. Esta traza, la más extensa del país en ese momento e inaugurada por Vélez Sársfield y Sarmiento, generó una obra importante. En 1880, se levantaron los Talleres Centrales. Más al este, estaba el Barrio de las Latas, y entre el sector y el actual “Túnel” o pasaje Celedonio Escalada, la gran Salinera Española se hacía visible por sus grandes montañas blancas.
Al costado de la traza se encontraba, a un lado, la empresa molinera Minetti, del otro lado, un gigantesco galpón, la Defensa Agrícola (hoy escuela Gurruchaga, sector secundaria) .
El sector de Salta entre Avenida Alberdi (Castellanos) y Francia (Timbúes) era, de esta manera, el comienzo del cordón ferroportuario.
Al avanzar las obras de los talleres, varios ramales concurrieron a ellos desde el Cruce Alberdi.
Quedaron terrenos triangulares entre las distintas ramas ferroviarias, que fueron probablemente usados para retirar tierra y terraplenar; en otros lados las vías quedaron más altas, y se puede observar que la laguna está entre dos vías; por lo tanoto debió quedar a un nivel bastante más bajo, encerrada y con imposibilidad de desagotarse.
Lógicamente se produjo una depresión en el terreno, y he allí el origen de la lagunita.
En 1916 Juan y Domingo Minetti compran el Molino y Fábrica de Fideos "La Argentina" de Adami, Monteggia y Trabucco, estableciéndose en el lugar conocido como Barrio de las Latas. Tal vez la laguna tenga que ver con la construcción de los silos de Minetti, aunque la lejanía es importante.
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El famoso baño de Mandinga sería, probablemente, una cava o “préstamo” de tierras, que al tener fondo arcilloso (para terraplenar es necesaria tierra colorada) y bordes sobre elevados (la tierra negra e inservible) era un contenedor perfecto de agua, con fondo impermeable arcilloso. La tierra negra perimetral debió generar un importante yuyal, y al estar estancada el agua, los detritos se depositaban en el fondo, con la consiguiente producción de gas metano.
De allí a generar las leyendas sobre Mandinga hubo un paso. Las "aguas burbujeantes" no son más que aguas podridas, y hasta olor a azufre debieron tener...
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Una foto de los años 40 (al lado) aún muestra la laguna, presumiblemente seca, como hoy.
El tamaño en 1940 es, según podemos apreciar, dos o tres veces al que puede verse hoy.
Si se observa bien, puede verse su geometría rectangular y aproximadamente paralela a las vías. Por lo tanto, parece "depender" del ferrocarril en su forma y posición.
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Naturalmente, fuimos al lugar.La empresa Minetti –que vendió los predios originales a Cargill, hoy se ocupa de fabricar hormigón armado, en un sector de los viejos terrenos cerealeros.
Sólo queda una depresión pequeña, de fondo seco, rodeada de escombrosToda la zona ha sido muy transformada, pero ese lugar, según Mario, un obrero de Minetti, “se llena bastante de agua”. Esto se nota por el barro seco, que deja ver numerosos escombros. Son evidentes varios intentos infructuosos de rellenar la reducida lagunita, que sólo produjeron huecos en el fondo, al ser realizados con tierra vegetal. En derredor miles de trozos de cerámica, vidrio, botellas, ladrillos, metales, tejas, clavos, se corresponden con varias épocas de la ciudad, en los vanos intentos de terraplenar y consolidar el sector, pero al ser restos fragmentarios, no alcanzan a consolidar una masa de relleno, se incrustan, desagregados, en la tierra negra, y el nivel no sube.
Se ha generado otra leyenda “técnica” entre los obreros de Minetti:
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“Esa laguna así no se puede llenar nunca, le echaron de todo, es inútil hacerlo…”.
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Hubo un intento de parquizar el área, formando un círculo o cantero de palos y formando un terraplén lateral, también se colocaron algunas estacas y se han retirado las malezas. La vieja canchita se ha trasladado al cruce Alberdi, y hoy recibe ese nombre, La Canchita del Cruce, aunque algunos veteranos le llaman todavía... El Ombú.
Más allá de mandingas, gases y rellenos de cascotes, esta es una reliquia en Rosario.
Tal vez sea la única laguna que queda, si bien es artificial. Muertas y rellenas la colonial Laguna de Netto Barreiro (en Laprida y Rioja), la laguna de Ayolas y la Laguna de los Patos (en la Plaza Sarmiento), el viejo baño de Mandinga aún resiste, seco y modesto espejito de otras épocas.

jueves, 21 de octubre de 2010

CUMPLEAÑOS, HORA CERO

¿Desde cuándo se festejan los cumpleaños de los chicos?
Hablamos de torta, niños reunidos en torno al cumpleañero, papás y tíos, tirar de la oreja, soplar la velita y cantar el “happy birthday” castellanizado, repartir pitos o romper la piñata.
Una pregunta que parece bastante simple.
No lo es, si nos fijamos que, en fotos, revistas y descripciones muy antiguas, los chicos o bien no cumplían años o bien no se festejaba este acontecimiento como hoy.
Los europeos, sobre todo españoles, festejaban el santo. Siendo católicos, en general es fama que el nombre impuesto era el del santoral.
Así, si el bebé nacía un 10 de noviembre, recibía el nombre de Andrés Avelino, por ejemplo. Naturalmente esto no siempre se podía dar. A veces la fecha se correspondía con una santa y el bebé era varón, o viceversa.
Pero “festejar el santo” era una costumbre más o menos establecida. Un libro muy antiguo del museo, El Teatro Social del siglo XIX, critica la forma en que se festejaban los Días de Días en la España de 1840. Así, en esas épocas, sólo se celebraban los cumpleaños de las personas adultas, y los chicos eran los que recibían un regalo del padre o a la madre, en general un juguete, y la mujer o la hija mayor entregaba una confección propia, como un tejido, o una bolsa bordada para guardar el dinero o el tabaco. Luego el libro se queja que todo se había reducido a una formalidad entre amigos, y el cumplaños era un simple intercambio de tarjetas de visita "para cumplir".
Si rastreamos en el siglo XX, en Rosario, veremos que a pesar de haber fatigado revistas, libros, fotos y descripciones, los cumpleaños infantiles ni aparecen a principios de siglo.
Otro libro que posee el museo, denominado ¡Hijo Mío!, consta de un año completo de revistas encuadernadas. Casi no hay tema que esas revistas no hayan tocado en lo relativo a la niñez y maternidad: enfermedades, enseñanza, juguetes, comida, sexualidad… pero no los cumpleaños.
Recién en 1938, un breve artículo de Para Tí señala la forma adecuada de festejar un cumpleaños, la portada de un Billiken de 1939 muestra a un nene soplando las velitas.
Quedan los testimonios.
Charlando con varios vecinos de diferente edad, vemos que hay recuerdos distintos.
María, de 82, recuerda que su hermana mayor le ofreció a una hermana más chica un cumpleaños de 15, porque ella “nunca había festejado su cumpleaños”. María tampoco había festejado cumpleaños alguno.
Manuel tiene 80, y recuerda que a él nunca le festejaron los cumpleaños.
Sí a una prima, varios años menor y de condición más pudiente, que ofrecía un “chocolate” al cual estaban invitados primos y parientes, pero no con la parafernalia actual de torta, cotillón, payasos y regalos. Sólo una merienda, y para adultos preferentemente. No había regalos.
Ángela, ya de 60, recuerda sus cumpleaños, en los años 40, igual que Ricardo, de 50 y Daniel, de 65.
Si ponemos sus vidas en paralelo, como barras, y suponemos que su niñez (área amarilla de la barra) es hasta los 12, veremos un gráfico de barras como este.
En el dibujo, vemos que algunos no han festejado, y los marcamos con un recuadro naranja. Los que si festejaron, un recuadro gris. Vemos que la “frontera” está en la década del 40, marcada con una línea celeste punteada. .

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Vemos que si Manuel y María nacieron en la década de 1930 y el libro ¡Hijo Mío! es de esa época (1937) y no aparecen cumpleaños, podemos decir que en esa década no se festejó el cumpleaños de los chicos al estilo actual, y antes tampoco, viendo revistas como el Monos y Monadas (1910-11) o Caras y Caretas. La hermana de María festejó su cumpleaños, pero "ayudada", lo que implicó algo así como una fase intermedia.
Si bien los casos analizados son pocos, podemos hipotetizar que la costumbre de los cumpleaños con torta y velitas se consolidó y generalizó en la década del 40. ¿porqué?

Es en esa década cuando el libro ¡Hijo Mío! surte efecto. Creemos que los productos para ser consumidos (un libro, o una frase de político) deben ser realizados en un contexto social que desee esas realizaciones. Así, ¡Hijo Mío! y “los únicos privilegiados son los niños” tuvieron resultado como libro y como política estatal sólo si existía un sustrato social adecuado.
Los cumpleaños, tal como se conocen hoy, no serían tan viejos entonces.
La canción Cumpleaños Feliz (Originalmente denominada Good Mornig to all) es norteamericana, de 1895, y patentada en 1934. También extranjera es la costumbre de soplar la velita, que es alemana, y tirar de las orejas, que es un hábito español (en Estados Unidos se pellizcaba). La torta es una costumbre también europea.
Podemos decir que el formato del actual cumpleaños es una mezcla de varios folklores, que se aplicaron aquí en medio de una sociedad “aluvional”, basada en la inmigración, y que recibía aportes constantes de Estados Unidos y Europa, sobre todo del consumo.
Los años 40 son de plena digestión del inmigrante, del tano, el gallego: ya ha sido asimilado, y las clases medias absorben muchas costumbres de las clases altas y del extranjero con facilidad. A esto se le suma una característica típica: la sobreprotección de la prole reducida a uno o dos hijos.
También es una época de homogeneización de las costumbres hogareñas: escuchar radio, tener un menú más o menos similar, proteger la privacidad del hogar, leer ciertos textos, consumir ciertos productos...
Así, clase media, más consumo, más sobreprotección, daría como resultado el agasajo al nene, y por transitividad a otros nenes, de otras mamás.
El cumpleaños infantil es, en realidad (y a nuestro juicio) tanto un festejo como un ritual de protección, ya que contribuye a sobreproteger a los pibitos mediante el homenaje. Los regalos contribuyen a esa tendencia al inculcarse la habituación al objeto (las cosas) como intervaloración personal, o sea dar y agradecer, regalar, homenajear.
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Claro, en las costumbres, no hay un día, un año, ni siquiera una década definida como comienzo "exacto" de los cumpleaños, sino que probablemente se haya empezado a fines de la década del 30 a festejar, y ya en los 50 era una costumbre ya ineludible, obligada.
La década del 40 consistió, precisamente, el inicio de esas costumbres alegres, pero a la vez constitutivas de una sociedad nueva, con una clase media que dirige la forma de “ideal” de comportarse.

domingo, 17 de octubre de 2010

SE REALIZARON LAS V JORNADAS DE HISTORIADORES Y CRONISTAS BARRIALES

Se realizaron el viernes y sábado pasados  las V as. Jornadas de Cronistas e Historiadores Barriales.
Participaron cien asistentes, y con ventinueve ponencias, este encuentro ha generado, una vez más, amistades, muchos proyectos, ideas compartidas y cierto agradable ( y tantas veces buscado) espíritu de camaradería y compañerismo.
Por supuesto, mención aparte merecen las ponencias, las que fueron variadas y de calidad.
Sin detallarlas, se pudo comprobar que iban desde lo científico a lo pasional; abarcaron la denuncia ante la desaparición del patrimonio colectivo, la consideración de la fotografía como testimonio, como estilo de vida y como documento; las anécdotas y las propuestas de trabajo sobre el acervo fotográfico colectivo.
Las edades fueron variadas también. Lejos de pensar en un grupo de nostálgicos mayores o coleccionistas eruditos, se reunieron personas de treinta y de ochenta años; universitarios y aficionados, académicos y vecinos, argentinos y extranjeros, todos igualados por el interés y el significado de las viejas fotos.
Resultó interesante el intento frecuente de ir más allá de la imagen, evitando quedarse en el simple "trabajo de lupa", contrastando contextos, épocas y hábitos, interpretando la complejidad de la fotografía. Así, se dio significación a imagenes que, a simple vista, nada tenían de excepcional, pero que guardaban un importante trasfondo social.  
Las ponencias tuvieron una investigación rigurosa y una cuidadosa realización, lo que además de ser una carta de presentación del expositor, halaga a los organizadores, ya que supone que las Jornadas merecen trabajos cuidados, tanto en su contenido y como en su forma.
Como siempre, el personal del Centro Cultural Cine Lumiere "puso el cuerpo", comprometíéndose en arreglar cosas que parecían irreparables, anticipándose a los problemas y brindando una inigualable atención a los participantes.
Si bien la organización -modestia aparte, pues el Museo participó en ella- fue más que correcta, se pudieron concebir (a pesar de la inevitable fatiga) algunas mejoras para la próxima edición, optimizando ciertas tendencias que nos parecieron favorables.
Por parte del Cine Lumiere, se vio la necesidad de ampliar y optimizar los sistemas informáticos disponibles, lo que brindará mayor accesiblidad y seguridad en la faz técnica, ya que la variedad de prouestas de los historiadores y cronistas trascienden la simplicidad de los primeros encuentros de vecinos, muchos de los cuales ya necesitan de tecnología renovada.
Otra de las mejoras, pensadas por el Museo, parte de la idea original de estos encuentros: La Historia como Calidad de Vida.

A partir de ese concepto que entendemos necesario recordar, el Museo tratará de jerarquizar los espacios colectivos de las Jornadas,  entiéndanse breaks o pausas para el café, lugares de charla e intercambio, modos de acceso a datos, exposiciones, objetos para ilustrar o reflexionar acerca de las Jornadas, etcétera.
Sabemos que no se tratará simplemente de extender por más tiempo el café y los almuerzos, sino de dar calidad y sobre todo entidad a los momentos de socialización que, paradójicamente, es algo muy pedido. Incluso más que los escasos 15 minutos de ponencia... los participantes pedían 15 minutos más de intercambio. Trataremos que sean minutos de calidad, agradables y útiles para todos.
Terminadas las Jornadas, fue interesante ver que la gente se demoraba en las despedidas, charlando, conociéndose, lo que hizo ver la necesidad de estos espacios comunes, simples pero provechosos. Lejos de retirarse una vez realizada las Jornadas, la mayoría de los participantes se quedaban departiendo, casi buscando excusas para charlar, a pesar de la hora de cierre y el cansancio físico de dos días de participación.
Mediante esta reflexión veremos, en forma conjunta con el Centro Cultural Cine Lumiere, cómo mejorar y recualificar los momentos más placenteros de las Jornadas, ese tiempo en el que todos nos encontramos, hablamos y planificamos sobre los temas que más nos gustan: la historia y el barrio.

martes, 12 de octubre de 2010

V JORNADAS DE HISTORIADORES Y CRONISTAS BARRIALES

V JORNADAS DE HISTORIADORES Y CRONISTAS BARRIALES
PROGRAMA DE PONENCIAS


Viernes 15 de Octubre
16,30 hs.
Los fotodocumentales de la Escuela de Cine de Rosario: didáctica, estética y testimonio.
Prof. Sergio Adolfo Garcia - Rosario.
16,50 hs.
Proyecto Conservación Imágenes en la Hemeroteca Municipal de la Biblioteca Argentina “Dr. Juan Alvarez” de Rosario.
Bibliotecarias: Mercedes Coiutti-Griselda Heinzen - Stella Zunino- Rosario..
17,10 hs.
La imagen: testimonio del pasado.
Prof. Ester Lucía Camarasa - Prof. Laura Ivana Santarén-San Nicolás
17,30 hs.
Las Fotos que nos cuentan. Los vínculos entre literatura y fotografía.
Prof. Ana Bugiolacchio - Prof. Florencia Jiménez - Rosario
17,50 hs.
Notas sobre la historia de la fotografía en Casilda
María del Carmen Graziottin - Federico Antoniasi- Casilda
18,10 hs.
La instantánea del instante ausente
Arq. Diego Fernando Morales Castro - Bogotá D.C
18,30 hs.
¿Que ves cuando me miras?... imágenes históricas de barrio Yofre Norte (ciudad de Córdoba) que prefiguran su identidad.
Prof. Liliana B. Torres - Córdoba
18,50 hs.
Pequeños registros de grandes historias. San José en imágenes
Agustina Heredia - Verónica Bajales - Belén Nieva - Amanda Ocampo- Camila Sastre - Fernando Villar - Tucumán.
19,10 hs.
Conservación preventiva de las imágenes. Nuevas herramientas informáticas desarrolladas en Image Preservation Institute (IPI, ROchester, USA).
Lena Romashova - Capital Federal
19,30 hs.
La caja de zapatos.
Enzo Burgos - Historiador- Rosario
19,50 hs.
Presentación videos educativos, aplicaciones didácticas.
Grupo GESMAR
20,10 hs.
Apertura oficial y brindis

Sábado 16 de Octubre (mañana)

8,45 hs.
Perspectiva y percepción del Monumento Nacional a la Bandera , la fotografía como registro vivencial del principal icono de la ciudad.
Prof. Dr. Miguel Carrillo Bascary - Rosario.
9,05 hs
La imagen de la Escuela Pública entre los siglos XIX y XX. El caso de la Escuela Normal Nº 1 de Rosario a través del análisis de las fotografías del libro de oro 1879/1937.
Lic.Benito Espíndola - Psic. María Elena Hechen - Rosario
9,25 hs.
Recuerdos de mi niñez, Pichincha
Prof. Roberto Wersio - Historiador-Rosario
9,45 hs.
La función de la fotografía en la enseñanza de la Historia
Prof. Enzo Diego Casá - Prof. De historia/Historiador Barrial.-Rosario.
10,05 hs.
Reseña histórica Suministro energía eléctrica en Rosario.
Alejandro Jones - Historiador Barrial-Rosario.

10,25 hs.
Pausa café.
10,45 hs.
Fotos de la inundación
Lic. Pablo Ernesto Suarez - Lic. Historia/Historiador Barrial-Rosario.
11,05 hs.
El palacio Cabanellas y su conexión con la panadería La Europea
Rubén Pereira - Historiador -Rosario.
11,25 hs.
Rosarinos en los primeros salones locales de Arte
Prof. Mirta Sellarés - Rosario.
11,45 hs.
Los usos de la Fotografía. El caso del programa Municipal de Historia Oral Barrial de la Ciudad de Córdoba.
Prof. Nélida Milagros Agüeros - María Leticia Buffa-Córdoba.
12,05 hs.
Historias escritas con minúscula: Una mirada sobre Estexa.
Prof. Yanina Lorena Perrone - Lic. Carolina Grand - Maria Cruz Ciarniello - Lic. Cecilia Tosoni - Jimena Albornoz - Rosario.
12.25 hs.
El Mercado de Abasto: un barrio con identidad.
Lic. Catalina Cabanna-Capital Federal.
12,45 hs.
El oficio del fotógrafo.
Bibl. Evangelina Vives- Biblioteca Municipal “José Manuel Estrada”-Rosario.
13,05hs.
Pausa Almuerzo.

Sábado 16 de Octubre (tarde)


15,00 hs.
Identificando equipos de fútbol de Barrio.
Lic. Soccorso Volpe - Lic. Leonardo Volpe - Lic. Cristian Volpe - Rosario.
15,20 hs.
Todo pasa todo queda. El registro fotográfico del puerto de Mar del Plata.
Prof. Susana S. González - Mar del Plata.
15,40 hs.
Presentación Club del tren-Rosario.
Hugo Piñero - Historiador - Rosario.
16,10 hs.
Testimonios fotográficos ferroviarios.
Ernesto Ciunne - Historiador - Rosario.
16,20 hs.
Patrimonio religioso de la ciudad de Rosario.
Susana Valiente - Roberto De Gregorio-Rosario.
16,40 hs.
La fotografía neuquina como espectadora de la historia. Aquellos que intentaron guardar la historia en fotos.
Prof. Beatriz Carolina Chavez - Neuquén - Capital.
17,00 hs.
Conclusiones finales - Entrega de diplomas.

lunes, 4 de octubre de 2010

TRAVESTIS

Todos sabemos qué es un travesti.
Una persona –mayoritariamente un hombre- que se viste con ropas del otro sexo.
También sabemos qué es una broma de este tipo en agasajos, cumpleaños, carnavales, despedidas de soltero y brindis. Nunca fue extraño (ni lo es) que algún hombre tome ciertas partes de vestuario femenino y las use, exagerando tics de la femineidad, como la voz aflautada y cierto contoneo. Las prendas son vistosas o escandalosas, de colores chillones. Se añaden sostenes, senos de plástico, pelucas y todas esas cosas que el hombre cree que definen a una mujer, sobre todo para otro hombre. El machismo dicta también escobas y baldes, incluso chancletas y medias caídas de matrona en decadencia.
La idea es que todos los participantes sepan que es un hombre que ha mudado de sexualidad, a la vez que alude, inevitablemente a lo sexual.
No se trata de sexualidad femenina, sino ciertas partes de ella, sobre todo la física.
En esta foto, vemos que en una fiesta en la cantina se ha realizado una de estas bromas. Con un desparpajo propio de estas fiestas, uno de los participantes –verosímilmente el agasajado- se ha colocado este tipo de atuendo “de fantasía”: peluca de canekalon y un corpiño relleno de algodón. Le han pintado los labios, claro.
Un amigo o compañero asume un rol activo en la demanda sexual y acosa físicamente a la “señorita” oprimiéndole los falsos senos, y la "señorita" agradece con una caricia el gesto, que sería algo violento en la vida real. 
Más allá de estas cuestiones simplemente machistas, veamos otros ejemplos.

Una imagen de 1917 muestra a los conocidos Viruta y Chicharrón en una aventura de travestismo.
Estos dos personajes suelen realizar cosas por el mero hecho de hacerlas, a veces se comportan de manera absurda, pero hay que rastrear, más que la conducta de unos dibujos, las intenciones e ideología del dibujante.
Chicharrón, divertido, se disfraza de mujer, poniéndose un batón, y usando una escoba. El problema es que debe poseer un número de permiso. Por supuesto, lo pierde, y el pobre va preso. Su amigo le advierte repetidamente del riesgo que corre, pero Chicharrón, descuidado, extravía el número, lo que implica la detención inmediata.
En un caso más, una propaganda de cigarrillos 43, en un “cantar” puede leerse esta copla andaluza, ya muy difícil de recordar:

Ayer la encontré en la calle
Y por mi lado pasó
Ni yo la reconocí a ella
Ni ella a mí me conoció

La copla original sigue, cuando el autor ve a su dama rodeada de arlequines:

Yo lloré, acaso, en mi careta de harina:
Que en amor siempre he sido un poco Pierrot.

Nada de eso se ve en la propaganda de 43, ni harina, ni pierrots, ni arlequines ni colombinas.
Evidentemente, ni el hombre, malamente disfrazado de mujer, ni la chica, en un atuendo viril que no disimula sus anchas caderas, quieren verse o saludarse.
Pero se han visto.

Un último ejemplo: era muy común que se figurara en las caricaturas, a los políticos travestidos. En ésta, se observa al gabinete de Yrigoyen ataviados como damas del Ejército de Salvación –una comparación ocurrente- que cantan al compás del “hombre”, en este caso, el presidente.
Algo ata todos estos ejemplos.
En todos, el travestismo debe ser o efímero, o bien autorizado.
No se admite el travestismo como costumbre, o sea la permanencia del travesti a lo largo del tiempo. Esto es porque significaría que le gusta serlo, por lo tanto no es una broma, sino una elección sexual. nEl travestismo de Chicharrón o de la fiesta de la foto saben que esto es un momento, un instante de feliz desarticulación de los códigos habituales (los nenes se visten obligatoriamente como nenes).
Es en estas imágenes donde se traslucen como en un papel aceitado, las discriminaciones y la represión que significaría para un hombre ir vestido de mujer por la calle (en el caso de las mujeres la cosa se aliviaría algo).
De sólo suponer una costumbre, implicaría directamente la cárcel.
Por ello, Chicharrón, los personajes de los cigarrillos 43 y el dibujante de Caras y Caretas, apelan a lo momentáneo, como los de la cantina.
Chicharrón va en cana por perder esa momentaneidad que es el permiso. Sin él, lo suyo es costumbre, es inmoralidad.
En el Caras y Caretas, no es lo mismo una caricatura, autorizada como opinión semanal, que decir “al ministro le gusta vestirse de mujer”.
Del mismo modo, al homenajeado en la cantina jamás se le ocurriría ir de esta forma, por ejemplo, a un velatorio, sería irrespetuoso, claro
Pero también alusivo a algo de lo que no puede desprenderse: la costumbre, que se lleva a todas partes.
Es por ello que los de la cantina se dan el lujo de hacer lo prohibido: manosear a una “mujer”, o Chicharrón divertirse, en un alarde de lo que desean, pero no pueden. Porque la cultura es a veces también represión.
Lo que se reprime no es el atuendo, que en el fondo es sólo un signo. Es la costumbre que está detrás de una peluca y unos tacos exagerados, lo que según la autoridad (o sea, los que autorizan) debe ser erradicado a bastonazos y en una celda.
Muchos lo comprobaron, a su costa y sangre. A veces, incluso vistiéndose de hombre.