Los objetos del museo tiene diferente procedencia, y no todos están vinculados a la Refinería.
Uno de ellos, incluido en su colección numismática, consiste en una réplica de una moneda. Su presencia en el museo se debió a un regalo de un anticuario, que no le vio mayor utilidad y nos la donó jocosamente, sabiendo que no podría venderla… porque era falsa.
Está hecha en bronce, y por detrás presenta un defecto, como si le hubiesen limado algo soldado. Es evidente que la “moneda” servía como botón o algo así, y la pieza limada era una argolla para poder coserla.
La “moneda” representa una moneda real: una moneda colonial de 8 reales. Abajo a la izquierda vemos una. Estas monedas de la época de los virreyes, de 8 pesos, eran la de más alta denominación, llamadas también “pesos de a ocho”, “pesos plata” o simplemente, pesos.
Recurriendo a un clásico libro sobre la vestimenta campera, el “Pilchas Gauchas” de Fernando Assuncao, nos enteramos en la página 165 que estos “botones gauchescos” como él los llama, provenían del exterior: “había en Montevideo casas mayoristas francesas, inglesas y alemanas que enviaron a Europa las monedas que corrientemente se usaban en los tiradores y rastras como adorno, para ser reproducidas en piezas facsimilares en bronce, o doradas o plateadas exactamente como se hace con las joyas de fantasía (…) estas piezas eran vendidas en las talabarterías que confeccionaban los tiradores y en los comercios de la campaña, sustituyendo así las verdaderas monedas, siendo este el origen de los botones gauchescos”.
El autor posee una colección de estas piezas, que difieren en mayor o menos grado con las piezas de plata coloniales, reemplazándose en muchas réplicas la casa de Potosí con una T o una W, logotipo de la fábrica que las manufacturó.
La del museo reproduce completamente un peso colonial, simula estar hecha en la seca de Lima (ML), con el famoso logotipo de Jose Policarpo Patiño, y se ha fabricado por fundición de bronce duro.
Dado que la “moneda” según el autor, se corresponde con una época criolla (1850 a 1870, aproximadamente), podemos hipotetizar que se trata de un objeto muy antiguo que, sin embargo, denota un aspecto consumista y por ende desconocido, del idealizado gaucho rioplatense. La moneda no era “falsa”, simplemente, no es una moneda.
Es un auténtico botón gauchesco.
Nuestro amigo anticuario puede pasar a retirar la “moneda” si así lo desea…
Uno de ellos, incluido en su colección numismática, consiste en una réplica de una moneda. Su presencia en el museo se debió a un regalo de un anticuario, que no le vio mayor utilidad y nos la donó jocosamente, sabiendo que no podría venderla… porque era falsa.
Está hecha en bronce, y por detrás presenta un defecto, como si le hubiesen limado algo soldado. Es evidente que la “moneda” servía como botón o algo así, y la pieza limada era una argolla para poder coserla.
La “moneda” representa una moneda real: una moneda colonial de 8 reales. Abajo a la izquierda vemos una. Estas monedas de la época de los virreyes, de 8 pesos, eran la de más alta denominación, llamadas también “pesos de a ocho”, “pesos plata” o simplemente, pesos.
Recurriendo a un clásico libro sobre la vestimenta campera, el “Pilchas Gauchas” de Fernando Assuncao, nos enteramos en la página 165 que estos “botones gauchescos” como él los llama, provenían del exterior: “había en Montevideo casas mayoristas francesas, inglesas y alemanas que enviaron a Europa las monedas que corrientemente se usaban en los tiradores y rastras como adorno, para ser reproducidas en piezas facsimilares en bronce, o doradas o plateadas exactamente como se hace con las joyas de fantasía (…) estas piezas eran vendidas en las talabarterías que confeccionaban los tiradores y en los comercios de la campaña, sustituyendo así las verdaderas monedas, siendo este el origen de los botones gauchescos”.
El autor posee una colección de estas piezas, que difieren en mayor o menos grado con las piezas de plata coloniales, reemplazándose en muchas réplicas la casa de Potosí con una T o una W, logotipo de la fábrica que las manufacturó.
La del museo reproduce completamente un peso colonial, simula estar hecha en la seca de Lima (ML), con el famoso logotipo de Jose Policarpo Patiño, y se ha fabricado por fundición de bronce duro.
Dado que la “moneda” según el autor, se corresponde con una época criolla (1850 a 1870, aproximadamente), podemos hipotetizar que se trata de un objeto muy antiguo que, sin embargo, denota un aspecto consumista y por ende desconocido, del idealizado gaucho rioplatense. La moneda no era “falsa”, simplemente, no es una moneda.
Es un auténtico botón gauchesco.
Nuestro amigo anticuario puede pasar a retirar la “moneda” si así lo desea…
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