LA HISTORIA NO ES EL PASADO, PORQUE TRANSCURRE HOY .
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domingo, 10 de enero de 2010

LA ESCUELA Nº 72 SEGUN EMMA

El Museo posee unos viejos papeles de 1929, donados por una maestra, donde una directora, Emma Shea, describe la historia de “la Juan B. Justo”.
Su descripción responde a una investigaciòn formal, probablemente solicitada por el Ministerio, ya que está escrita en 1929, y en 1934 se publica un folleto con la historia, al cumplir la escuela 40 años.  
Los papeles, evidentemente borradores del folleto oficial, son manuscritos; ya tienen 90 años.
La escuela del barrio, desde la “fundación” de la Refinería fue la escuela Nº 72, inicialmente denominada "La escuela de la Refinería", luego "Escuela Alterna Nº72" y finalmente, "Escuela Nº72 Doctor Juan Bautista Justo". Aquí al lado pueden verse en 1911, niñas probablemente alumnas de la escuela.
Emma describe los años heroicos de la escuela, desde su primitiva ubicación hasta sus días, y su léxico (algo anticuado para nosotros) oscila entre lo administrativo y lo historiográfico. No duda en subirse a la historia “dejando constancia” de sus mejores actuaciones, sea por sus palabras o las ajenas.

Tal vez no sea muy exagerado considerarla la primera historiadora que tuvo el barrio, ya que buscó los datos con un sistema, y los expuso con un método.
Si bien existía otra escuelita formal en el Barrio Inglés, destinada a los hijos de ferroviarios, la Escuela Nº 72 comenzó a funcionar a los cinco años de establecida la Refinería Argentina de Azúcar, o sea que fue fundada en 1894 o 1895. Emma tiene el mismo problema que muchos historiadores: los documentos son escasos.  
Sin fechas precisas, Emma se lamenta que, “Copia fiel del acta de fundación o de colocación de la piedra fundamental… no existe”. Gran inconveniente.

El manuscrito tiene tachaduras (varias e insistentes, como se ve al lado), oscilando entre 1894 o 1895 como inicio institucional.
Pero Emma sí sabe el nombre de la primera directora: Saturnina Olmos de Cuscueta, alias “Misia Nina”, su ayudante fue primero Clara de Olmos, y luego la señorita Laura Hamilton. Gabriel Carrasco fue su primer inspector, en 1895, cuya imagen se ve a la derecha.
Emma Shea es parca en las descripciones, tal vez por la falta de datos, ya que incluso en una ocasión menciona la falta total de archivos, actas y referencias. La escuela según Emma, se denominaba Escuela Refinería o según algunos testimonios que posee el museo, “La Escuela de la Refinería”.
La portera para 1906 era Griselda Ponte, y el alumnado ascendía a 184 niños: 80 varones y 104 nenas.
Esta escuela inicial estaba situada en la sala a la calle “de un gran conventillo”, en cortada Vignale, hoy Arenales. La ubicación exacta se desconoce, aunque la memoria popular la ubica en una vieja casa en Arenales entre Vera Mujica y Thedy, aunque sin demasiadas pruebas al respecto.

La escuela subió de categoría en 1901 a 6ta. dada la cantidad de alumnos “i estar ubicada en barrio popular”, según la señorita Emma, que al parecer desconoce el uso de las “y”. Según algunos, esta grafía es de raíz sarmientina, pero según comentarios de ancianas maestras, provenía de la lectura de libros españoles clásicos; o bien se consideraba a la "ye" (es la "i" griega) como una letra "no castellana" ¡Todavía en 1929!
La escuela está en un barrio de obreros, esto no obsta para que en los comienzos del siglo XX la escuela crezca. Para 1908 ya cuenta con 207 alumnos. Sin embargo, el inspector Luis Calderón constata que muchos varones se han ido a otra escuela “que retiene a los niños mañana i tarde (sic)”.

La "competencia" - suponemos- debió ser el Colegio Boneo, fundado en 1906; la foto de aquí al lado es de los años 20.
Por parte de la Iglesia Católica había una preocupación en dar educación primaria religiosa en el barrio, sobre todo por la gran cantidad de extranjeros y obreros politizados, que frecuentemente eran socialistas, anarquistas o comunistas, todos ellos ateos. Eso hacía que se intentase captar a los niños varones para su educación por la nueva escuela confesional de calle Gorriti al 600.
Pero para esos años iniciales del siglo XX, la tarea de una enseñanza oficial -si bien no completamente laica- ya estaba emprendida por Misia Nina.
Las directoras se suceden a la fundadora, jubilada en 1910.
Sara Amaya cumple sus funciones como segunda directora de 1911 a 1912 sucediéndola casi enseguida... la misma directora: Sara A.(maya) de Diosdado, luego activa  militante socialista, influyente en la educación nacional. Doñá Sara institucionalizó en 1915 la primera Cooperadora Escolar del país ¡en el barrio Refinería! y fue la creadora de la iniciativa de la implantación del guardapolvo. Creó también los Recreos Escolares (una especie de polideportivo), el primero de los cuales estaba en calle Génova al 1123. Emma confunde las dos Saras, pero son la misma.
En Refinería fue donde Sara Diosdado dijo en 1915: “poniendo un grano de arena cada uno, evitaremos que muchos niños dejen de concurrir a la escuela por falta de vestidos y útiles.”
Pero sigamos con el relato de Emma.
La inspección, relata, “deja constancia que se dan conferencias semanales, pero para llegar a su objeto, el personal debe secundarla con más interés i entusiasmo”. Tirón de orejas para varios, según cuenta Emma, pero ese año de 1912 se recibe un piano en donación. Las "conferencias" son en realidad reuniones del personal.
Para el año 1913, los alumnos se han reducido a 190; en 1915 accede al cargo directivo, detentado provisoriamente por Evelina de Sanctis, la señorita Sofía Miller hasta 1916. La quinta directora es Josefa Meratti Pucio, los alumnos llegan ya a 318.
Con Berlemina I. de Kruger, que dirige la escuela de 1919 a 1920, se destaca la marcha educativa y elogiando la inspección “ la tendencia a hacerla racional, basándola en la objetivación, llegando a buenos resultados”.

¿Cuál sería la educación "no racional" o "subjetiva" opuesta al sistema educativo de la señora de Kruger?
Probablemente era una reacción –estamos hablando de 1913- a la educación obrera y politizada de anarquistas y socialistas que dio origen al Colegio Boneo. La escuela ya estaba en otro lugar, calle Gorriti 170. Hemos buscado el edificio o al menos el solar, pero la dirección que brinda Emma no se corresponde con la numeración actual, ya que Gorriti finaliza a la altura del 200, que corresponde a la foto de la derecha.
Emma tampoco da fechas exactas. En 1921 llega al señora A. C. de Harispe, y la escuela, ya de 8va. Categoría, se muda a Vélez Sársfield 270. Hoy allí hay un galpón industrial, que se observa en la foto abajo.
La señora Mercedes Rapp es directora en ese lugar de 1923 a 1924, cuando accede al cargo la señorita Emma, y es en 1929 cuando redacta esta historia.
La foto de los niños, que mostramos abajo, corresponde a su período, y la maestra que se ve en el centro es Elena Gustavino de Sotela, maestra de 1º grado. Los niños están en patio del local de calle Vélez Sársfield 270, por la apariencia seguramente antes existía allí un conventillo. Esta "coincidencia" estaba basada seguramente en que la arquitectura de piezas seguidas, típica de los conventillos,  era muy útil y eficaz como sistema de aulas para la época.
Para 1925, Emma detalla que los alumnos ya son 373, en “8 grados, cuatro en cada turno, comprendiendo 2º, 3º, 4º i 5º en el turno mañana; 2 primeros i 2 segundos en el turno tarde”. La escuela se hace "alterna" ya que tiene dos turnos, distribuyendo los alumnos para poder dar las clases adecuadamente.

Emma se queja, en parte por su perfeccionismo, en parte porque, en 1929, está haciendo su historia también: “dejo constancia que la acción de la Directora (ella misma) ha tenido que intensificarse dado el estado de relativa libertad (sic) en que cada miembro trabajó años anteriores”, y si bien la inspectora considera que Emma "posee ascendiente sobre el personal" varios de los docentes están “sin título normalista, por lo tanto se recurrió a las clases modelo”.
La escuela adquiere una “rica bandera de seda”, seguramente en reemplazo de la anterior de sarga; y sabemos que se contaba con un museo, que se enriqueció con “la colección de minerales del ministerio, diez láminas sobre el alcoholismo, etc., formándose también el laboratorio de la escuela”.
Ya en noviembre de 1925 existe una Sociedad de Padres, que instala un consultorio odontológico. La escuela cuenta con 361 alumnos.

Emma inaugura el año 1928 con la toma de posesión del nuevo edificio de Vélez Sársfield 439, “amplio, cómodo y hermoso local”, con una inscripción de 624 alumnos. Aquí al lado vemos un gráfico que hemos elaborado en el Museo, con la evolución de la matrícula escolar, desde 1906 hasta 1929.  si observamos la gráfica, veremos que hay una depresión en 1913, tal vez por la apertura del Colegio Boneo, y una suba en 1928, cuando mejoran las condiciones físicas de la escuela, capaz de instruir más alumnos.  Si bien Emma se "salta" dos años, de 1925 a 1928, se le duplicaron los niños y niñas a educar.

En ese año de 1928, Emma Shea se ufana de que “reina en la escuela ambiente de armonía, disciplina y trabajo” y que la institución recibe el nombre de Doctor Juan Bautista Justo.
En 1929, la nueva escuela tiene 687 alumnos, y se ha inaugurado un cinematógrafo en el salón de actos, donde se dan conferencias de tipo social, sobre alcoholismo o salud dental. Ya la escuela cuenta con dirección permanente, evitando el reemplazo anual de directoras. Emma se ha establecido en su escuela.
Ya el lugar se torna escaso, porque Emma cuenta que deben dejar el edificio "los 5º y 6º grados para formar en su lugar un 1º i un 2º que eran indispensables”.
Recordemos que la educación primaria era hasta 6to. grado, y que frecuentemente los alumnos dejaban la escuela para ir a trabajar, con apenas una instrucción básica de lectura y escritura.
Emma sigue con un breve inventario de su administración. En ella deja constancia de que en la escuela hay un cinematógrafo de plaza, un consultorio médico y odontológico completo, mueble y cortinado del “salón de fiestas” y una máquina de escribir, sumando todo $ 7.250, acompañando el estatuto y la memoria institucional de gastos, todo de modo muy prolijo.
También hay algunas carencias, que Emma detalla: "Biblioteca - privada con 230 libros sin protección ni si..." Emma interrumpe la escritura ¿La biblioteca no tiene sillas? Tal vez pensó que se podían usar los pupitres.
Y sigue abajo, como justificándose: "Granja- no tiene, ni lugar para ello".

La descripción de Emma finaliza aquí, con un sello ya antiguo, "Escuela Alterna Nº72" y firma a continuación: "E. Shea".
Este documento es importante para observar ciertas costumbres de principios del siglo XX y cómo la escuela fue acompañando las transformaciones sociales de la ciudad y el barrio.
De una humilde sala de conventillo, con ventana a la calle, pasó a un moderno edificio de veinte aulas, con calidad educativa,  sala de cine y consultorio médico, Sociedad de Padres y de Ex - Alumnos.
Pero eso es otra historia, la del edificio, no la de Emma.El edificio actual es de 1934, cuando ya el barrio necesitaba, para su escuela, más de un piso completo: la integración social de los hijos (y nietos) de inmigrantes ya era un hecho, la ley, respetada y la educación, obligatoria.

Esta evolución social, reflejada también por el número de alumnos, permite evidenciar que la escuela era (y es) una pieza clave para comprender la sociedad de su tiempo. Emma sospechaba algo de esto, ya que identificaba escolaridad con progreso social. Hoy es solo una de las variables.
Emma menciona lo dicho por la inspectora Clotilde Carasa, opinión que transcribe sin falsa modestia: “los progresos alcanzados en este establecimiento, gracias al tesón, constancia y cariño que le dedica la srta. Directora i la simpatía i estima que ha sabido conquistar, en el barrio donde la escuela desenvuelve sus actividades”.

No se ha hecho justicia a los trabajos de Emma Shea, tal vez porque su historia -como la de tantos- se ignora plenamente, o no es importante a los efectos del prosaísmo de los tiempos actuales. Nunca se enteraría de este olvido, ya que murió en los 50.
Pero Emma Shea - quizás la primera historiadora del barrio- si sabía que iba a formar parte de la historia de Refinería, y se ocupó de eso precisamente: de escribirla.

1 comentario:

mauro dijo...

exelente historia, no sabia que la escuela juan b justo era tan vieja.
adelante con el museo que esta muy bueno
mauro