LA HISTORIA NO ES EL PASADO, PORQUE TRANSCURRE HOY .
El Museo Itinerante del Barrio de la Refinería, las Jornadas de Cronistas e Historiadores Barriales y el Museo Virtual están declarados de Interés Cultural por la Secretaría de Cultura de la Municipalidad de Rosario y el Honorable Concejo Municipal.
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jueves, 15 de julio de 2010

EL BARRIO SIN PLAZAS

La acción urbanizadora en Refinería a fines del siglo XX (y comienzos del XXI) fue feroz .
Cada lote valía mucho dinero, y cada vez más. Algunos propietarios compraban lotes, dejaban pasar un tiempo y los vendíana precios siderales, tal es el caso de Manuel Arijón, que le vendió su terreno a la Refinería Argentina. otras personas también deseaban su pedazo de tierra para vivir.
Había una gran demanda de lotes, para ser usados por obreros y familias humildes, dieron origen a las “cortadas” forma de conseguir mayor cantidad de frentistas (y lotes más caros), y a los pasillos, manera de recortar terrenos muy largos, en dos lotes de menores dimensiones.
Estas argucias inmobiliarias hicieron de Refinería un barrio cada vez más compacto, poblado de conventillos, pasillo y casitas, en los lotes que los galpones dejaban libre. Podemos decir que la trama de calles y lotes del barrio, que vemos hoy, es resultado de un equilibrio entre la producción fabril y la necesidad de vivienda estable.
Esta forma de urbanización dejó la necesidad de la época de terrenos forestados, como parque y plazas. Se supone que era un barrio obrero, y los obreros trabajan, y nada más.
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A contrapelo de las propuestas higienistas del momento (años entre 1890 y 1920), que llegaron a indicar la quema de ranchos frente a las pestes, la Municipalidad no construyó plazas en el barrio.
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No es que no hubiese voluntad. Una vez "asentado" el barrio urbanísticamente, podía considerárselo legítimamente parte de la ciudad.
El 5 de octubre de 1926, el intendente Manuel Pignetto promulgó una ordenanza que no llegó a materializarse.
En esta Ordenaza Nº 34/1926, el intendente determina que el terreno comprendio entre Gorriti, Vélez Sársfield, Echeverría y Santa María de Oro debía destinarse a la Plaza Dalmacio Vélez Sársfield. Además, se abrirían las calles necesarias, expropiando los terrenos para la vía pública. Tal vez esta iniciativa era por la cercanía de las Ferias Francas, que tanto "éxito" tuvieron en 1911. Durante años, en el actual terreno de la Boneo hubieron ferias con verdulerías, carnicerías y abasto menudo. Quizás se pensaba usar la plaza para eso, porque la Boneo tarde o temprano querría usar su terreno...
Todo quedó en la nada, claro.
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Muchos consideran “plaza” al terreno de Vélez Sársfield y Monteagudo. Allí hubo, hasta los años 70, un oratorio o pequeña capilla, dependiente del Colegio Monseñor Boneo.
Esta construcción estaba encima de un cruce de cañerías muy importante, de dos cañerías que derivan, paralelas, el agua de lluvia hacia el río, corriendo bajo el Pasaje Virrey Vértiz.
Acá al lado vemos el plano correspondiente, perteneciente a la vieja Obras Sanitarias. Se ve que en la esuina de Vélez Sársfield y Monteagudo hay un cruce de líneas más gruesas, ese es el "nudo" de los caños.
El “farol” de Monteagudo y Vértiz es un respiradero de esas cañerías.
Es por ello que a partir del año 2000 el terreno es propiedad de Aguas Santafesinas, que expropió el terreno a fin de garantizar el acceso a los conductos.
La rotonda de Junín, que muchos consideran una plaza, no es más que una comodidad del tráfico. Su monolito (hoy demolido y su placa en poder de la Municipalidad) es considerada plaza, pero casi nadie va allí, su residualidad la vuelve poco hospitalaria.

En el año 2001 y 2002 respectivamente, la Municipalidad promueve la creación de un “paseo”, y un “espacio verde público”; uno denominado Virgina Bolten, el otro Cosme Budislavich, fuera ya del barrio (anotemos que los nombres están cambiados de lugar, puesto que Budislavich muró a metros de la Plaza Bolten...)
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¿Cuál es la razón de esta carencia sostenida de espacio públicos, incluso durante el furor de creaciones paisajísticas, como los inicios del siglo XX o las épocas de 1940 a 1950? Creemos que es el origen mismo del barrio.
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El barrio obrero fue, según creemos, casi una dependencia necesaria de las fábricas, Refinería incluida. Muchos terrenos disponibles fueron fábricas de tamaño regular, cuando no de grandes dimensiones, algunas individuales, otras dependientes de otras fábricas. El barrio tenía un rol en la ciudad: el de producción.
Las plazas, parques y paseos sólo lateralmente poseían un rol sanitarista, de “obtener aire puro”; su función esencial fue y creemos que sigue siendo la del ocio, como la dle Parque de la Independencia, por ejemplo, que mostramos aquí al lado.
Los obreros no pueden estar ociosos; por lo tanto, no necesitan plazas. Las clases medias son las que poseen una voluntad de espacios para ejercer el ocio, el disfrute del tiempo libre, y las herramientas para concretar esos espacios.
Aquí ponemos un plano de la sección 7ma., que incluye Refinería. El barrio se ha encerrado con una línea roja, y se pueden ver los diferentes espacios verdes.
Estos espacios no son más que una serie de áreas abiertas, que han sido consagradas como plazas después de ser lugares ferroviarios o ribereños de uso fabril. Muchos de los vecinos recuerdan haber paseado por la ribera como por un parque, de la mano del padre o el abuelo, por luagres verdes que no eran más que terenos ferroviarios portuarios. la mayor parte de estos testigos recuerda los trenes, los barcos y las vías, el trajín de las fábricas y los tranvías que van y vienen. No se recuerdan juegos de plaza, o árboles bellos o floridos, canteros o bancos.
En varias de esos terrenos existían verdaderos peligros, como el depósito de creosota (canceríogeno) o los depósitos de carbón (inflamable), o las bolsas de cereal (muy tóxicas antes de embarcar).
Nótese en la foto aérea de arriba, que muestra la zona original de Refinería: no hay otro arbolado que el del Hospicio de Huérfanos, e Irondo entre Gorriti y Vélez Sársfield, o los espacios abiertos, baldíos, ferroviarios o fabriles.
Abajo a la derecha mostramos un recorte de la revista Plumazos de 1938, donde un enamorado llama a una señorita que él llama "C.P." , que paseaba por Plaza Refinería, luigar que tal vez haya sido Plaza Falucho.
Cosas del amor en un espacio destinado a desaparecer.
En 1937, la el Honorable Concejo Deliberante dicta el decreto Nº 63 firmado por su presidente Natalio Ricardone. Por este Decreto se autoriza la compra del terreno de la Plaza Falucho, comprándola al Dr. José María Fierro. Ya se estaba viendo que las plazas eran algo que el barrio no tenía. Probablemente haya sido un espacio sin construir, usado como espacio verde, donde se podían instalar juegos y faroles y plantar una arboleda, como se hizo. En los años 70 esa plaza estaba desaparecida. ..
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La necesidad de plazas y espacios, en cambio, se satisfizo plenamente en el resto de la ciudad.
En el centro de Rosario, los parques y plazas no son solamente con motivos sanitarios u organizativos, también cumplen con roles de representación social. No fue así en Refinería, donde los espacios verdes son "accidentalmente verdes". En 1993, la escuela Nº 72 hizo una encuesta a 158 vecinos, que está en el Museo. En la encuesta se preguntaba acerca de las necesidades físicas y funcionales del barrio: dispensario, gimnasio, talleres y espacios verdes. Se pedía establecer prioridades del 1 al 5.
De los 158, establecieron que los espacios verdes tenían el Nº1 45 vecinos, y 53 el Nº2 en las prioridades funcionales y urbanísticas. Si vemos el gráfico de al lado, que representa estas tendencias, veremos que más de la mitad consideró que las plazas eran importantes, incluso más que un dispensario.
La gente considera que no hay plazas en el barrio, que debe haberlas, y que éstas son un derecho comunitario.
Recién ocho años después se promulgó la plaza Virginia Bolten, y ésto en un terreno residual, remanente, casi "de lástima", al quedar establecida la Avenida de las Tres Vías.
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Los espacios públicos de Refinería son residuos urbanísticos, zonas ferroviarias o portuarias, son paseos “sin una voluntad de ser”.
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Creemos que la condición de “barrio obrero” pesó mucho más que el simple aislamiento y su delimitación por el paredón de Junín, o el pasaje Celedonio Escalada. La adjudicación de roles urbanos se prolonga mucho en el tiempo, ya que la ciudad posee ritmos de transformación social, mucho más largos que el edilicio.
La imposición de un rol, por parte de los poderes políticos, hizo que el barrio, encajonado entre el ferrocarril y el río, tuviera una impronta propia, con carencias que aún son de dificultosa solución.
Hoy ya no es un barrio obrero, sino todo lo contrario. Por eso a partir del siglo XXI se han creado plazas y parques en Refinería, una vez "desproletarizado" el barrio.
Ahora sí las plazas hacen falta.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Siempre me pregunte porque el barrio no tenia plazas y ustedes me abrieron los hojos.
Gracias, saber estas cosas nos acen comprender la realidad cotodiana.

Anónimo dijo...

Es todo especulacion, las palzas ahora sirven para las operaciones inmoviliarias, el barrio tiene que estar lindo para que los terenos cueten mas.