LA HISTORIA NO ES EL PASADO, PORQUE TRANSCURRE HOY .
El Museo Itinerante del Barrio de la Refinería, las Jornadas de Cronistas e Historiadores Barriales y el Museo Virtual están declarados de Interés Cultural por la Secretaría de Cultura de la Municipalidad de Rosario y el Honorable Concejo Municipal.
Personería Jurídica Otorgada por Resolución Nº325 del año 2010.
SE MUESTRAN 5 ARTICULOS POR PAGINA, Y SE PUBLICA UNO NUEVO CADA MES. Para comunicarse:
BANCO DE IMAGENES: angita1845@yahoo.com.ar

miércoles, 28 de julio de 2010

VESTIGIOS

Las reformas en el barrio, sobre todo en los terrenos pertenecientes al ya desguazado ferrocarril y la Refinería, han deparado alguna que otra sorpresa.
Al mover la tierra los urbanistas y arquitectos con sus máquinas, cientos de cosas surgen de los terrenos antes abandonados por la Refinería o el Ferrocarril, y poco cuesta formar una pequeña colección de trastos oxidados.
Mirar demasiado estos objetos causa alarma a las empresas constructoras, y rápidamente piden que nos alejemos, puesto que puede alterar el ritmo de los trabajos. A pesar de ellos, frecuentemente los obreros dejan a un costado alguna cosa interesante, casi como una veneración.
Al excavar el suelo de los terrenos a vereda norte de Vélez Sársfield, y de Vera Mujica hacia el río, encontramos entre la tierra varios de estos objetos, ya desfigurados por la herrumbre, y los numerosos objetos comprendían baldosas, ladrillos, adoquines, clavos, tornillos, herramientas, arandelas, tapas, resortes, tuercas y mil piezas ferroviarias más.
Una pieza rara se destaca, y que donara el historiador Pablo Suárez, hallada sobre avenida Junín.
Pareciera, a simple vista, un candelabro (para una sola vela), y aunque varias consultas al comienzo dieron resultado infructuoso, un viejo ferroviario nos dijo que probablemente fuese una válvula abandonada de locomotora Diesel norteamericana.
Otros artefactos dan cuenta de una vida doméstica en el sector.
Una vieja cuchara de hierro, que alguna vez debió ser zincada, narra la relativa pobreza del área o de los obreros del ferrocarril o Refinería; cientos de objetos ligados a las vías pululan por el lugar, y los frecuentes bulones y clavos testimonian el desguace del sistema ferroviario. Las herramientas rotas o simplemente dejadas de lado son muchas: una mecha de berbiquí todavía deja adivinar de lo que se trata, pero varios punzones ya han perdido de modo tal su forma, que es preciso una comparación y aventurar la identificación.
Más simples son los tornillos y clavos, que aún pueden verse en las vías abandonadas, o en uso más allá del barrio, desperdigadas en áreas de cientos de metros cuadrados.
.
Este fárrago de cosas abandonadas significa, por un lado el descarte de cosas que ya no se usan. Por el otro, el abandono de un sistema completo, que después de haber sido público, fue dejado a la iniciativa privada en gran parte.
.
Esto hizo que miles de piezas vinculadas al sistema, y no sólo locomotoras y vagones, quedasen sin uso ni destino: a muchas de estas piezas jamás le hallaremos su función, ya que la máquina que le daba sentido ya no existe, y se depende de la memoria de algún obrero para reconstruir su papel en el sistema.
De otras, se ha perdido hasta el nombre.
Al observar este verdadero “museo paralelo” en Refinería, vemos que la arqueología no es  una ciencia que sólo estudia lo muy antiguo.
La arqueología estudia las culturas extintas, o la parte extinta de la cultura y debe dar cuenta de una verdadera vida ferroviaria e industrial casi perdida para la actual sociedad.
Podemos decir que cientos de objetos, ya extraños para nosotros, poseen menos información acerca de su sentido original, que algunas exóticas piezas de los museos de Londres.
Componer El Todo (sea el ferrocarril, o la Refinería) por La Parte, ínfimo vestigio que quedó enterrado durante 10 años, se vuelve una tarea casi imposible, casi tanto como saber sobre los reyes de Babilonia en base a dos o tres antiquísimos artefactos de oro o de piedra, porque la spartes integran el todo, pero no lo pueden replicar o reconstruir.
Para un niño de, digamos, 12 años, los objetos que mostramos son raros y debe darse una compleja explicación para que puedan entenderlos, ya que el ferrocarril o la fábrica ya no están, la producción o sistema no existe, y las personas que allí trabajaban son muy ancianas o han muerto.
.
¿Cómo explicarle el funcionamiento de una válvula de caldera, cuando la misma máquina de vapor resulta algo impensable por fuera de las caricatura de la TV?
¿Cómo hacerle entender a ese hipotético niño, que la gente en una época viajaba en tren o se cargaban cereales en vagones, a cuadras de la escuela?
.
Somos una sociedad de consumo, que se deshace de las cosas inútiles para poder adquirir otras nuevas.
El tiempo que media entre la compra y el desuso es ya muy corto, frecuentemente menor al de la vida material - eficaz del bien comprado. Paralelamente, los coleccionistas y anticuarios se llevaron las mejores piezas (o sea las que mejor pueden venderse) y sólo quedó la chatarra.
Otra forma de consumo, en este caso, de lo antiguo, vendido como nuevo, como novedad.
Atrás quedaron las épocas en que algo duraba toda la vida, y hoy hasta nos ufanamos de haber comprado algo nuevo, cuando lo viejo aún no era inútil.
En una cultura del consumo extremo, este pensamiento lo abarca todo.
Los vestigios que hallamos -en un simple paseo que hicimos un sábado por la tarde- son simples restos, secuelas que, desarticuladas del sistema que les dio origen,  no siempre permiten darle un sentido a lo que se ha perdido. La gran mayoría no tiene más de setenta años. Parecen de épocas remotas, ya que la dinámica de la sociedad los envejece con celeridad.
Así, cada día que pasa, nuevos objetos aparecen o se entierran nuevamente al ritmo de las excavadoras que no se detienen. Es la sociedad la que no se detiene.
Y estamos produciendo objetos arqueológicos con más rapidez de lo que pensamos.

6 comentarios:

Anónimo dijo...

todos esos restos es el resultado de un saqeo del gobierno nacional y municipal.

Anónimo dijo...

No podemos quedarnos con el pasado siempre, las cosas avanzan y hoy estamos mejor que en 1900.
¿vamos a seguir adorando los trastros viejos en el mercado retro, o queremos mejor salud y educación?
Este blog me parece malo, anticuado e inutil porque muestra cosas que deben ser ya olvidadas, las epocas de la exlotacion y la miceria, no era un paraiso sino un gran genocidio laboral.
Muestren como vivimos hoy, como son las cosa de hoy, lo que es lindo y agradable, no las paparruchadas que les gustan solamente a los viejos.
Modenicensen

Anónimo dijo...

Este es un blog de historia.

Anónimo dijo...

este es un blog de nostalgicos sin esperansa.
Luchen por el barrio, no por la hsitoria.

EL MUSEO dijo...

Estimado Lector:
Lamentamos no poderlo complacer, pero este blog no trata de cambiar la realidad, porque posee pocas herramientas para hacerlo.
Cada uno de nosotros, los integrantes del Museo, lucha y trabaja desde diferentes lugares para cambiar algunas cosas, aunque no se refleje necesariamente en el blog.
Si usted lee los posts con detenimento, incluso entre líneas, no existe nostalgia en nuestro blog, en el sentido que nunca añoramos los hechos del pasado, sino que tratamos de entender su lógica, porqué sucedieron.
No creemos que esto sea malo, todo lo contrario.
En el fondo, nuestra intención es hacer conocer la historia del barrio, compartir algunas vivencias y pasar un rato agradable.
Lástima no haber conseguido esto último con usted, como hubiésemos querido.
Un saludo. La Comisión.

Anónimo dijo...

Si, es una lastima, pòrque perdieron un lector
o mejor, nunca lo tuvieron.