Al ser este tipo de foto un objeto colectivo, donde se han conjugado las individualidades de cada obrero, la foto puede ser juzgada como una sola cosa, por la actitud de cada obrero, o por las intenciones del fotógrafo o la empresa. Hay una estructura general que enmarca la foto y la diseña, y en una lógica muchas veces casi inaccesible, los obreros posan en actitudes que sorprenden.
En otros artículos hemos visto que esa estructura puede ser reveladora de jerarquías o equilibrios a la vez que mirando a cada personaje, podemos ver lo que pensó (y actuó) para quedar plasmado para la posteridad. Hay obreros que fuman, o tienen un perro en brazos, otros lucen chistosos, algunos presentan caras de pocos amigos, o una seriedad fúnebre.
Alberto la ha enmarcado, y dice que es una copia de un original, que un vecino tenía y cuyo rastro se ha perdido. Es una foto grande, al menos su copia, y reproducirla costó bastante, ya que el vidrio impedía su correcta visión .
Cuando la observamos, vemos personajes “extraños” a la visión habitual de los obreros, por ejemplo, de la década del 30 o del 40.
En una estructura piramidal, en unas gradas cubiertas con bolsas, muestra un conjunto de 41 hombres que asumen posturas interesantes. Dos de ellos son aparentemente jefes, y se ubican a los lados, como controlando simétricamente el grupo. Varios asumen posturas interesantes, algunos deafiiantes, ninguno sonríe. Uno, tal vez el más "canchero" tienen en su mano, y sobre la rodillla, una botella, en un gesto típico de "hacerse el vivo". Sombreros extraños, del tipo fez (llamados también tarbush), bigotes enormes, se mezclan con gorras, sombreros de ala y boinas. La mayor parte de los obreros usa faja y no cinturón.
De los 41, sólo uno sonríe, y 8 han cruzado las piernas al sentarse. Uno se mira el estómago, y ha quedado, para la posteridad, sin rostro. 7 no llevan bigote, sólo 2 fuman. Datos, accesibles mediante una buena lupa.
Más allá de esta estructura –que no analizaremos ahora- es importante aclarar algunas cosas.
Una de las más grandes tentaciones es adjudicar una etnía, nacionalidad o cultura a estos personajes basándose en su aspecto.
De esta manera, sería fácil decir que los que poseen grandes bigotes son italianos, o los morochos de pelo lacio, criollos, y los de difusos rasgos mogólicos, chinos.
Juzgar de turco a alguien porque use fez dejaría afuera a egipcios, sirios, libaneses, marroquíes y tunecinos, por ejemplo, ya que todos ellos usaban ese tipo de prenda. La arribada de inmigrantes del Imperio Otomano (turco) abarcaba varias de estas nacionalidades, sobre todo sirios y libaneses. Chinos, japoneses y varias etnías aborígenes argentinas conmparten ojos más o menos rasgados.
Lo que sí podemos asegurar (en base a los censos) es la pluralidad nacional en el barrio, y también en la foto.
De esta manera, sería fácil decir que los que poseen grandes bigotes son italianos, o los morochos de pelo lacio, criollos, y los de difusos rasgos mogólicos, chinos.
Juzgar de turco a alguien porque use fez dejaría afuera a egipcios, sirios, libaneses, marroquíes y tunecinos, por ejemplo, ya que todos ellos usaban ese tipo de prenda. La arribada de inmigrantes del Imperio Otomano (turco) abarcaba varias de estas nacionalidades, sobre todo sirios y libaneses. Chinos, japoneses y varias etnías aborígenes argentinas conmparten ojos más o menos rasgados.
Lo que sí podemos asegurar (en base a los censos) es la pluralidad nacional en el barrio, y también en la foto.
Pero al juzgar así, no tenemos en cuenta lo cultural. Era muy común, entre personas del mismo sexo, el llamado “bracete”, ir por la calle del brazo. Hasta mediados del siglo XIX, estaba mal visto no ir con alguien del bracete, ya que parecía que uno era un solitario.
Si creemos que eran turcos, italianos u homosexuales, no podemos basar esas hipótesis sólo en rasgos superficiales, concretas pero poco eficaces a la hora de entender, única posibilidad de conocer lo afectivo.
Es lo afectivo lo que permanece inaccesible a la lupa de Sherlock, al análisis químico o al gráfico del estructuralista.
Es lo afectivo lo que permanece inaccesible a la lupa de Sherlock, al análisis químico o al gráfico del estructuralista.
Hasta aquí, lo visible, que no agota necesariamente, lo histórico.
La conclusión que queremos expresar es que existen condiciones y estructuras "fotográficamente invisibles".
Órdenes que no están relacionados directamente con nuestra cultura o sociedad actuales, que les dan origen, pero a la vez son extrañas.
¿Cómo saber si ese gesto no es amistoso, o si son hermanos? No cabe duda –creemos- en el lazo afectivo entre estos dos hombres. Lo que es irrecuperable –creemos de nuevo- es el tipo de afecto, manifestado por una expresión.
Órdenes que no están relacionados directamente con nuestra cultura o sociedad actuales, que les dan origen, pero a la vez son extrañas.
¿Cómo saber si ese gesto no es amistoso, o si son hermanos? No cabe duda –creemos- en el lazo afectivo entre estos dos hombres. Lo que es irrecuperable –creemos de nuevo- es el tipo de afecto, manifestado por una expresión.
Según Wilhelm Dilthey, el mecanismo fundamental para comprender los fenómenos no es el principio de causa y efecto, sino el empleo de la comprensión. Afirmaba que el estudio de las ciencias humanas supone la interacción de la experiencia personal, el entendimiento reflexivo de la experiencia y una expresión del espíritu en los gestos, palabras y lo expresado (en este caso, la foto). O sea que no se trata de "saber" lo que ocurre, sino comprender lo que ha pasado.
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Para entender lo que les pasa a estos dos hombres (y por extensión a los otros) sería preciso acceder a su concepción moral, ética, humana; o sea acceder a su cultura y “entrar en empatía” con ella.
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La actual creencia en la memoria como un conjunto de datos acumulados en un archivo no es muy útil a la hora de explicar las amistades, las simpatías, los odios y los amores.
Para entender lo que les pasa a estos dos hombres (y por extensión a los otros) sería preciso acceder a su concepción moral, ética, humana; o sea acceder a su cultura y “entrar en empatía” con ella.
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La actual creencia en la memoria como un conjunto de datos acumulados en un archivo no es muy útil a la hora de explicar las amistades, las simpatías, los odios y los amores.
Por más entrevistas que se hagan a los vecinos, la cultura actual (quizás tan machista como aquélla) volverá a chocar con la antigua, la de la foto, y con sorna se cualificará en forma burlona la relación entre estos dos hombres. Lo que ayer era un gesto de afecto, legítimo y permitido, hoy se verá como algo chocante o equívoco: la nuestra es ya otra cultura.
El afecto, sin embargo, permanece en la foto, rebelde. Como un mensaje que dos personas quisieron dejar, aunque –hasta ahora- no sepamos porqué, dos hombres siguen, eternamente, afectuosamente de la mano.
Tal vez era eso.
2 comentarios:
maricas hubo siempre, disculpe, arquitecto, por mas que diga que son amigos, para mi son homosexuales hechos y derechos.
En medio oriente es común ver hombres de la mano. No hay que prejuzgar tan rápido. Además: ¿Piensa que en una foto en grupo de hombres iba a mostrar una condición como esa, infamante? Es difícil de creer. Antes de condenar, hay que, como dice el texto, tratar de comprender.
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