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domingo, 22 de abril de 2012

EL ATREVIDO

Seguramente, el vecino de Refinería ha oido hablar del conventillo El Atrevido.
Ya hemos publicado algo sobre él en esta página: http://museorefineria.blogspot.com.ar/2009/09/el-atrevido.html 
Pero  han aparecido nuevos datos que dan otra perspectiva.
Dijimos antes que era inmenso.
Este conventillo en particular, según se dice un gran galpón, se ubicaba en Vélez Sársfield al 100 (entre Vera Mujica y la actual Ing. Thedy) y era tan conocido, que la calle Vélez Sársfield en ese tramo se denominaba “calle al Atrevido”.  
Su nombre es un misterio, y hay dos versiones de su origen: una que alude a su estructura, audaz en su diseño, el otro, a las costumbres de sus habitantes.
No muy lejos, por calle Iriondo, existía un bar de igual nombre.
Un plano de 1890 muestra a El Atrevido como dos masas construidas, de unos 50 metros de lado y es le documento más viejo que poseemos en el Museo sobre el conventillo. Ya presenta una imagen significativa, ya que da nombre a la calle de acceso (Vélez Sársfield) como “calle paralela al Atrevido”.
En un plano del censo de 1900, el dibujante (a cargo de Gabriel Carrasco) coloca el nombre “El Atrevido” a toda la manzana, pero todavía en ese plano no existe la calle Vélez Sársfield, que era nada más que una idea. En su lugar aproximado, está el Camino Viejo a San Lorenzo. Carrasco no dibuja ninguna construcción, excepto las grandes naves fabriles y ferroviarias y la “población de Arijón".
Suponemos que en el conventillo recalaban muchos de los recién venidos al barrio, y  la manzana donde estaba era una de las más pobladas.
Las escasas fotos del Atrevido muestran que no era simplemente un galpón. Podemos ver dos fotos, muy conocidas, pero que pocos han analizado. Aquí empiezan ciertos problemas.

En una de las fotos -de una revista Caras y Caretas- se ve a un hombre comiendo su almuerzo, en un “galpón”, que coincide con la imagen popular del conventillo. 
En esa foto, el hombre está sentado en una especie de cajón, en un “galpón”, que coincide con la imagen popular del conventillo. El hombre está sentado en una especie de cajón, y detrás, en la sombra de lo que parece ser un espacio cubierto, se ve claramente una pared de ladrillos, en ángulo. El muro, blanqueado, tiene una especie de zócalo pintado, muy habitual para esconder manchas de humedad o las salpicaduras de barro al llover, y este zócalo solía ser de color rosa o rojo oscuro.
Cinco niños lo rodean y dos comparten con el hombre la comida. Hay cierta cantidad de estas luncheras y una de ellas parece ajena a los personajes de la foto. Eran frecuentes estas luncheras en el personal de la Refinería, estaban realizadas en mimbre y eran llevadas como pequeñas valijas. Esto implicaría, tal vez, que la foto corresponde a un lugar común para comer.
La otra foto es completamente distinta.
Muestra a un inmigrante italiano, Antonio Coletti, con su esposa, vendiendo verdura en lo que aparenta ser la ancha puerta de su habitación o “pieza”, y una ventana ilumina el interior de la habitación.
Un cajón, usado como improvisado mostrador, exhibe una canasta de mimbre con la mercadería, que aparentan ser coliflores o repollos, y se ve borrosamente alguna bolsa pequeña a la venta. También pareciera que Coletti ha colgado una verdura del dintel, como llamador o “muestra”.
A diferencia de la otra imagen, el vendedor parece estar al aire libre.
Comparando las fotos, vemos que hay una contradicción.
Si El Atrevido era un conventillo, como dice la tradición barrial, y allí vivía el hombre de la foto, existe poca lógica en prepararse la comida, empacarla y luego comerla en la propia casa. ¿Por qué en una foto se habla de “galpón” donde comer y en la otra de “conventillo” El Atrevido, donde se compra comida?
Esto permite considerar a El Atrevido como una estructura quizás más compleja que un simple galpón o sólo un conventillo. Veamos un esquema identificando distintas construcciones. Los nombres son convencionales.
El detallado dibujo de Héctor Thedy de 1903 parece corresponder con esa idea de construcción no homogénea, que ya se había visto en el plano de 1890, aunque como masas construidas similares e indiferenciadas.
Desde el punto de vista del dominio, el plano de Thedy muestra a El Atrevido como una construcción ubicada en el terreno de la viuda de Rodolfo Cilveti (5), correligionario de Lisandro de la Torre, Héctor Thedy y José Arijón.
En el mismo terreno, según vemos aquí al lado, aparecen una gran construcción (1), dos tiras construidas (3 y 4), posiblemente un conventillo de piezas y patios, y un patio dividido (2) por un tapial, probablemente espacios para carros.
En el dibujo, y por la habitual tipología arquitectónica, se ve entonces que los conventillos se ubicaban hacia Arenales, y no en Vélez Sársfield.
La gran construcción sería un galpón denominado “EL Atrevido”.
Pero ¿existe aún esta construcción gigantesca o fue demolida? ¿Qué vestigios pueden haber quedado? ¿Es el galpón que vemos actualmente?
Aquí al lado, demostramos que al menos las plantas de El Atrevido de 1903, coincide con el actual galpón más extenso de una empresa de representaciones comerciales. las líneas amarillas de trazos muestran la coincidencia entre la foto aérea (1) y el plano (2).
Aquí podemos platear una hipótesis específica:

El Atrevido aún se conserva, aunque modificado; no era un conventillo, sino un galpón ferroviario.
El plano de 1890 es anterior a las vías ferroviarias que conectaban a la Estación Embarcaderos, y podían “cruzarse” para ir a los aserraderos de Omarini y un embarcadero, previos a la Refinería misma, al menos desde 1881.
Volvemos a mostrar más abajo, el plano de 1890, remarcando el trazado viario, interior al predio y que “traspasan” el galpón para permitir maniobras. Por lo tanto, podemos identificar:

a-    El Atrevido, que era un galpón de 1880-90 de tipo ferroviario, previo a la conformación de la traza ferroviaria que pasa por Embarcaderos hacia el centro de Rosario. El hombre de la foto come en su trabajo cotidiano, en ese “galpón”, ya que no viviría allí.
b-    Un galpón lateral o auxiliar.
c-    El Atrevido, conventillo posterior a 1890 y que toma el nombre del galpón cercano. Coletti vende su verdura en ese inquilinato.
La información disponible sería coherente. En el plano de 1900, se ve que el galpón estaba vinculado a los aserraderos de Omarini, sobre la costa, por lo que no sería de extrañar que El Atrevido fuese un galpón para  depósito de maderas. ¿De que año es entonces El Atrevido? Podemos situarlo entre la inauguración del Ferrocaril central Argentino (1870) y el plano que suministramos de 1890. Dado que no es lógico que inmediatamente de inaugirados los Talleres centrales se necesiten depósitos, es razonable suponer al Atrevido de 1885 a 1890. 
Actualmente, un gran arco de medio punto se ubica en Vélez Sársfield casi Vera Mujica, detrás de los galpones existentes.
Creemos que es un vestigio del viejo Atrevido, del que no quedaría ya otra arquitectura más que sus muros y las vias que cruzan el empedrado de Vera Mujica en un ángulo inusual.
Las plantas del edificio actual, un gran galpón, coinciden, como se vio comparando con el preciso dibujo de Thedy.
La fachada sobre Vélez Sársfield muestra varios contrafuertes, seguramente para apoyar vigas para los techos.  Para poder soportar la techumbre, eran necesarias vigas. Si se observa el muro remanente, se verá una larga moldura de ladrillos decorativos, allí seguramente finalizaba el muro. Sobre el muro así decorado se asentó posteriormente otro, ya a dos aguas.
Podemos suponer, dado los vestigios, que el galpón tenía vigas celosías rectangulares, o u arco gigantesco (al estilo Estación Retiro) que aguantaban un solo techo sin columnas intermedias. Lo de “Atrevido” quizás era por esa falta de apoyos interiores, la carencia de columnas interiores para garantizar maniobras ferroviarias, una audacia ingenieril, con vigas (o cabriadas) de cerca de 40 metros de largo.
Estas hipótesis no le quitan a El Atrevido su carácter misterioso.
Cumplida su misión original, El Atrevido fue reciclado, cubriéndolo con tres naves a dos aguas, probablemente en los años 30, como se evidencia en las molduras decorativas por Vélez Sársfield.
Su imagen original se desdibujó y se perdió.
Con dos generaciones sin llegar a conocerlo, el viejo conventillo que “copiaba” el nombre al gigantesco galpón generó una imagen popular borrosa, pero consistente en la memoria de los vecinos que quizás, jamás lo vieron.

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