LA HISTORIA NO ES EL PASADO, PORQUE TRANSCURRE HOY .
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jueves, 16 de enero de 2025

DE UN BARRIO A OTRO BARRIO

 

En 1997, la Municipalidad de Rosario contrató una serie de vuelos fotográficos con el objetivo de registrar la costa rosarina, en particular Puerto Norte. El autor es el arquitecto Walter Salcedo.

Esta zona –el este del Barrio Refinería- era una franja de la ribera que debía quedar liberada de silos, elevadores y muelles, que se mudarían a Puerto general san Martín o quedarían  ubicados en la zona sur de la ciudad, algo que hoy puede constatarse.

El Plan Regulador de 1967, que establecía esa zonificación, se complementó con la Prefectura Gran Rosario. En resumen, la ribera portuaria se dividía en Rosario y su conurbano.

Con el golpe cívico-militar de 1978, el Plan Regulador fue borrado mediante un simple decreto del intendente de facto, Augusto Félix Cristiani, estableciendo manu militari que la empresa Genaro García y la Federación Argentina de Cooperativas Agrarias (FACA) podían usufructuar Puerto Norte por 20 años, o sea las concesiones caducarían en 1998.

En especial Genaro García fue habilitada apenas un mes después del fatídico 24 de marzo de 1978, lo cual indicaría contactos previos con miembros de la futura dictadura.

En 1984 –con la democracia flamante- hubo una explosión (con tres muertos). La contaminación afectaba a los vecinos, con alergias, congestiones y según algunos, con aparición de enfermedades graves como cáncer y leucemia. Todo ello, paulatinamente puso en crisis la permanencia de Genaro García en el lugar, a pesar del decreto dictatorial de 1978.

Pasado el plazo del ukase de Cristiani, el intendente Hermes Binner conminó a la empresa Genaro García a abandonar el predio que ocupaba, lo cual había llevado a un amparo judicial.

Pero según el diario Página 12, en un artículo titulado “Todo tiene un final” del 18 de octubre de 1998: “Agotadas todas las instancias en la justicia provincial y en el fuero federal —que llegaron incluso a la Suprema Corte de Justicia de la Nación—, ayer después de las 14 un grupo de funcionarios de la secretaría de Gobierno, Asuntos Jurídicos, Registración e Inspección y Control Urbano, procedieron a colocar la faja de clausura. La empresa había conseguido el permiso durante la última dictadura militar, el 26 de agosto de 1976.

Simbólicamente, en 2001 el soplete municipal cortó los bulones del puente que pasaba por encima de la calle, ahora pavimentada como un acceso norte, que comunicaba con Vélez Sársfield. Las tierras portuarias que la dictadura regaló a Genaro García fueron vendidas y FACA destinó sus tierras a desarrollos inmobiliarios.

Volviendo a las fotos, son de 1997 y en ellas puede verse el estado previo a la construcción del actual barrio Puerto Norte.

Pueden verse todavía los barcos embarcando cereales, cargados en camiones que estacionaban a lo largo de calle Junín.

La situación se completaba con el abandono del predio ferroviario. Con el desguace de Ferrocarriles Argentinos, el corredor Rosario-Tucumán se desactivó, quedando sólo el ramal a Córdoba y el predio cercano al barrio funcionó como playón de vagones y eventualmente, para descarga de cereales.

En el año 2001, la ribera norte estaba totalmente desocupada de instalaciones portuarias y comenzaba un proceso de diez años de desarrollos inmobiliarios y comerciales.

Los terrenos portuarios y ferroviarios nacionales pasaron a manos privadas y se configuró un inmenso proyecto urbano municipal: el Plan Especial 2a Fase Centro de Renovación Urbana Scalabrini Ortiz - Puerto Norte.

Pero más allá de la nostalgia de ir a pescar a los muelles, la contaminación o las casitas de cortada Arenales, todos esos grandes procesos no afectaron al Barrio Refinería, que desde mediados del siglo XX se había “dado vuelta” respecto a la vieja Refinería de Azúcar y miraba hacia el oeste, sobre todo a Bv. Avellaneda con dos calles/corredores: Gorriti y Vélez Sarsfield.  

Y el nuevo proyecto municipal para toda la ciudad, no para el Barrio Refinería, que quedó segregado del Plan Especial.

La consecuencia que hoy puede verse es la aparición de otro barrio, el Barrio de las Torres.

Esto reconfiguró a Refinería, que quedó enmarcado con dos bordes de alta gama: al sur el Shopping El Alto, al norte nuevos edificios de lujo y al este, Las Torres.

El barrio Refinería comenzó a perder el sentido norte-sur de 1950 y sus vecinos y vecinas, a vincularse con la costa de otro modo. Varios edificios históricos se alteraron  y muchos se demolieron, pero sobre todo, el barrio quedó como un potencial espacio de renovación total, acorde a los poderosos intereses inmobiliarios.

En 2024, calle Junín podrá tener edificios en altura y los corredores Vélez Sarsfield y Gorriti, dos pisos más.

Hoy, el Barrio Refinería corre un riesgo severo: el de dejar de serlo.

Las nuevas construcciones verticales tienden a volver a los vecinos anónimos, a la vez que no generan particularidades, no habría diferencia con Echesortu o avenida Pellegrini, de vecinos que se desconocen entre sí. Un edificio de 10 pisos con dos casas bajas a cada lado no significa que haya menso sol. Probablemente sean diez familias desconocidas, que viven en un edificio, no en un barrio y que no conocen a otras tantas familias en la cuadra. “Barrio” sería solamente una imagen, una localización y no una identidad o una pertenencia. Que se llame “Refinería” sería una curiosidad histórica.

Es que todo cambia.

Y esta evolución del Barrio Refinería –disparada por una foto ya vieja- ocurrió en 30 años.

Justamente el lapso de tiempo que tomó su formación.

 

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