Una de las costumbres más arraigadas del barrio fue enviar, con motivo de celebraciones, tarjetas postales.
Durante casi todo el siglo XX este hábito abarcó diferentes modos y motivos gráficos en las postales, que iban desde las románticas, infantiles, o con motivos florales, hasta las del tipo paisajístico, mostrando vistas de la ciudad, el campo o los lugares más atractivos del país.
El museo cuenta con cerca de doscientas postales.
Durante casi todo el siglo XX este hábito abarcó diferentes modos y motivos gráficos en las postales, que iban desde las románticas, infantiles, o con motivos florales, hasta las del tipo paisajístico, mostrando vistas de la ciudad, el campo o los lugares más atractivos del país.
El museo cuenta con cerca de doscientas postales.
Pero hay una en especial que es llamativa. En la tarjeta, se observa como motivo central una pareja con un bebé, una niña más grande y una paloma. Más hacia abajo otra niña muestra un libro, que parece ser de cuentos, pues se ven algunas ovejas ilustradas.
Y hacia arriba se ve la cara seria de otro bebé.
La dedicatoria, en el reverso dice (se respeta la ortografía original):
Rosario, 30 /1/ 30
Mi querida
Madrina
Le deceo que
Pace un feliz
Año nuevo
En compañía
De su familia
Calle Santa María de Oro 264
Y el pequeño poema:
Las rosas son rosas
Las hojas son verdes
El cariño de un hijado
Nunca se
pierde
Joaquin Borcelino
Lo notable, además de la no concordancia del motivo con las fiestas navideñas, es el diseño del mismo. Es como un escalonamiento, donde se ven tres hijos, y pareciera una alegoría significando que más allá, en el tiempo, otro bebé vendrá a esa familia de cinco integrantes: la madre, el padre, las dos niñas y el bebé.
El niño que vendrá, ubicado arriba, está por fuera de la escena a tal punto que nadie lo mira… Excepto el lector de la tarjeta.
Todo el diseño es bastante edulcorado y complejo, con fotos rodeadas de flores y nubes dibujadas o pintadas.
Y hacia arriba se ve la cara seria de otro bebé.
La dedicatoria, en el reverso dice (se respeta la ortografía original):
Rosario, 30 /1/ 30
Mi querida
Madrina
Le deceo que
Pace un feliz
Año nuevo
En compañía
De su familia
Calle Santa María de Oro 264
Y el pequeño poema:
Las rosas son rosas
Las hojas son verdes
El cariño de un hijado
Nunca se
pierde
Joaquin Borcelino
Lo notable, además de la no concordancia del motivo con las fiestas navideñas, es el diseño del mismo. Es como un escalonamiento, donde se ven tres hijos, y pareciera una alegoría significando que más allá, en el tiempo, otro bebé vendrá a esa familia de cinco integrantes: la madre, el padre, las dos niñas y el bebé.
El niño que vendrá, ubicado arriba, está por fuera de la escena a tal punto que nadie lo mira… Excepto el lector de la tarjeta.
Todo el diseño es bastante edulcorado y complejo, con fotos rodeadas de flores y nubes dibujadas o pintadas.
Cada viñeta es, de por sí, una alegoría en sí misma: la familia “nuclear”, la inocencia, el cuidado del recién nacido, la paloma como símbolo de la paz, las ovejas como símbolo de la inocencia, y el bebé en lo alto, como alegoría de los deseos de agrandar la familia.
El objeto recuerda las modernas tarjetas de salutación –no ya postales- que se regalan para los días festivos, nacimientos inclusive.
El objeto recuerda las modernas tarjetas de salutación –no ya postales- que se regalan para los días festivos, nacimientos inclusive.
Podemos decir que estas tarjetas de hoy en día son una evolución de aquéllas viejas postales que, desde los inicios del siglo XX, se enviaban las familias deseándose un futuro mejor.
Pero una tarjeta de este tipo hoy sería - sin duda - toda una presión para los planes de los padres jóvenes ¿no?
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