LA HISTORIA NO ES EL PASADO, PORQUE TRANSCURRE HOY .
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lunes, 13 de julio de 2009

EL EMBARCADERO DE LA REFINERIA

Hacia 1890, la expansión de las explotaciones agrarias hacía imprescindible un constante aumento de servicios ferroviarios, sobre todo de transporte de cereales.
En esa época de oro del modelo agroexportador, el Ferrocarril entre Buenos Aires y Rosario, que había conectado ambas ciudades en 1885, implementa un ramal que derivando de la vía principal a Tucumán, llegaba hasta la Refinería.
Era evidente la importancia de la fábrica y su necesidad del transporte ferroviario. Debemos recordar que la Refinería Argentina poseía cargas estacionales y no estacionales, de caña de azúcar y también de otros materiales como leña, madera para construcción, etcétera. La conexión con Tucumán era imprescindible, y también un ramal exclusivamente para la fábrica.
En 1891, a dos años de inaugurada la fábrica, se extiende un ramal desde la actual avenida Juan José Paso, y cruzando a nivel la traza del Ferrocarril a Santa Fe, llegaba directamente hasta la Refinería Argentina.
En ese momento se construye la estación de carga denominada “Estación Embarcaderos”, que contaba con playón de carga y descarga y muelle al río, hoy desmantelado, y que podemos considerar de ese mismo 1891.

La Estación Embarcaderos era casi exclusiva de la Refinería.
Ignoramos si se embarcaba otro material que no fuera el que la gran fábrica producía, y que la vinculaba, mediante la estación, con todo el territorio nacional.
La estaciòn posee una planta simple: tres habitaciones, andén con galería, hall, local para el jefe, dos chimeneas de hierro. Un techo de dos aguas protege el interior, con paredes de ladrillo a la vista.
Vista la constante necesidad de comunicación ferroviaria de la Refinería, en 1893 el Ferrocarril a Santa Fe extiende un ramal hacia la fábrica que, desde la Estación Sorrento, derivaba hasta ponerse en paralelo con las vías del Ferrocarril entre Buenos Aires y Rosario y el nuevo ramal del Ferrocarril a Córdoba
inaugurado por la misma época.
Este proceso conformó las denominadas “Tres Vías”, denominación que se extendió a la actual avenida una vez desmantelados los rieles.
Esas "Tres Vías" del Ferrocarril General Belgrano comunicaban con Santa Fe, con Córdoba y a Buenos Aires. Hoy eso se ha perdido.
Los ferrocarriles fueron lentamente desmantelados, desde los añós 60 hasta el cimbronazo demoledor de la década de 1990.
En una visita realizada, una vez abandonados los servicios en 1998, se constató el buen estado de la estación, debido posiblemente al escaso uso del público masivo, puesto que allí no había circulación de pasajeros.
Allí se ha instalado La Ciudad de los Niños, dependencia municipal a cargo de la Secretaría de Promoción Social, y el viejo edificio aún subsiste, casi completo, alejado del vandalismo que tiene a maltraer muchas de estas edificaciones. La ley provincial Nº 11.153 de 1994 protege el casco de la estación, ya inutilizado como servicio para el transporte.
Inmediatos a la estación, grandes galpones de chapa y madera, hoy demolidos en el transcurso de las obras de Puerto Norte, aseguraban una gran capacidad de almacenamiento.
Aún son visibles, al menos hasta la total transformación del sector, un complejo sistema de ramales ferroviarios que cruzan el terreno, uno de los cuales se dirige hacia el este y era el que permitía la descarga de productos en los barcos.
De esta forma, se aseguraba a la explotación primaria (agropecuaria) todo un sistema ferroportuario, del que la Estación Embarcaderos formaba parte.
Tal vez sea la úncia estación que surgió de un emprendimento privado, y a su servicio. 
Tal vez - no lo sabemos- a costa del Estado Nacional.
Allí nació el Club 1º de Mayo, luego denominado Club Embarcaderos Cordoba Rosario y finalmente Club Argentino de Rosario.
Cientos trabajaron cargando, descargando y controlando los vagones y bolsas.
Más allá del complejo sistema ferroviario de Rosario, se torna evidente para la época la influencia de la actividad privada en el desarrollo de los servicios públicos, y como existía una voluntad de coordinar la inicativa pública con la privada, incluso en detrimento de la conformación urbana. Fruto de este sistema, el barrio estuvo aislado por casi sesenta años "detrás del paredón", con un lado sobre las vías y el otro hacia el este, limitado por el río Paraná.
El barrio asumió, así una particular conformación, una sociabilidad especial y sobre todo, un sentido interesante de pertenencia en sus habitantes: "soy de Refinería".
Los años han pasado.
La historia de los ferrocarriles es también la de Rosario. Y de los rosarinos.

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