LA HISTORIA NO ES EL PASADO, PORQUE TRANSCURRE HOY .
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lunes, 16 de noviembre de 2009

DOS HOMBRES DE MUNDO

Las anécdotas del barrio que parecen no tener fin, a veces evidencias cosas sorprendentes.
Una vieja foto del barrio, publicada recientemente en el diario La Capital, muestra la calle Gorriti en su esquina con Monteagudo, a principios del siglo XX, calculamos 1910 o 1915.
Allí doblaba el tranvía, ya de vuelta hacia el centro, y el edificio de la fábrica de azúcar resalta, monstruoso, al finalizar la calle.
Monteagudo choca también contra el paredón, en lo que era entonces el Conventillo del turco Jamal – Jamal, según se le decía en el barrio, perteneciente a toda una familia, probablemente sirio libanesa. Según un viejo habitante de Refinería, ya fallecido, estos “turcos” iban con tocas de tela, turbantes que se sacaban para dejar al descubierto una larga cabellera que lavaban en las piletas del patio.
Enfrente, al lado del Jamal-Jamal, había una tornería de madera, y al lado un almacén de comestibles. En la esquina de la foto había, en la vereda opuesta a la que se ve, un surtidor de nafta, que tenía una especie de kiosquito de techo piramidal.
Pero no es esta la anécdota que nos ocupa, que transcurre en 1951.
Un vecino de Barrio Sorrento, Manuel, y que es quien nos cuenta la historia, tenía amigos que trabajaban en el bario y uno de ellos, Luis "Piccino" Bagnera, era albañil.
(Ya relatamos una anécdota sobre él en http://museorefineria.blogspot.com/2009/09/los-indiana-jones-del-barrio.html)
Luis estaba de novio –al menos eso decía- con una muchacha del barrio, que vivía por calle Vélez Sársfield, y Manuel lo acompañaba, pues estaba interesado en otra chica, vecina de la novia de Luis.
Luis llevó entonces a Manuel a tomar unas copas en un varieté en Refinería, que ya no existe. Estaba enfrente del Club Refinería, y pertenecía a una familia de San Jorge, provincia de Santa Fe.
Un varieté es el espectáculo que posee variados números musicales, cómicos y teatrales mezclados, diferentes entre sí, en una serie más o menos preestablecida.
¿Porqué esta invitación?
Según Manuel, Luis lo hizo para aparentar cierta mundanidad, y mostrar el aspecto de hombres de la noche a sus pretendidas.


Cuando los dos jóvenes fueron al varieté, el espectáculo se componía de varios números: un cómico, una pieza teatral, un baile a cargo de una bailarina y un guitarrista, y todo se desarrollaba mientras se tomaba una copa. Si bien no recordaba cómo eran los números, sí recordaba al guitarrista Velázquez, famoso en aquél Rosario de los años 50 por formar el trío Velázquez, Tabernei y Abreu, que hoy son casi desconocidos.
Si bien los pormenores se han perdido, Manuel recuerda que este varieté era casi una casa de familia, acondicionada con mesas, un buffet elemental y un modesto escenario. Podemos suponer que algún familiar - tal vez el propietario- hacía de mozo. Manuel recuerda a las hijas del dueño, tres muchachas “algo rellenitas”, y que vivían en la casa que estaba detrás del teatro. Arriba mostramos la foto del lugar donde se encontraba el establecimento, Manuel no dio demasiadas precisiones sobre la dirección exacta. No importa demasiado tampoco.
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Allí acaban los recuerdos.
Es interesante la aparición de este tipo de negocio en el barrio.
Suponemos que el barrio Refinería funcionaba como una especie de extensión de los teatros y night clubs de los alrededores de Rosario Norte, implantados en un conglomerado obrero, pero con cierta abundancia de bares y cafés. Pero según Manuel, Refinería jamás fue un barrio prostibulario, como sí lo fue Sunchales, que hoy se denomina oficial y erróneamente "Pichincha". Allí si había lugares de baile, night clubs, teatros, vodeviles, restaurantes y prostíbulos que funcionaban en casas comunes. Los grandes "establecimientos" no estaban ya.
Del modesto varieté de Monteagudo no queda ni el nombre.
Pero gracias al intento de Manuel y Luis en aparecer como “hombres de mundo” ante aquéllas chicas, quedó la memoria de un extinto y tal vez demasiado humilde emprendimiento teatral.
Manuel y Luis tenían 21 años.

1 comentario:

Diego Fernetti dijo...

"Nada muere mientras se recuerde" decía justamente, el hermano de Manuel.