LA HISTORIA NO ES EL PASADO, PORQUE TRANSCURRE HOY .
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lunes, 19 de septiembre de 2011

BARES, 1910

El bar, como entidad urbana, comenzó a vislumbrarse desde la época colonial en el país, pero con formatos propios de esos años. Con la llegada de los contingentes inmigratorios, a mediados y sobre todo a fines del siglo XIX, el bar se asumió, a diferencia de la pulpería, como un lugar de encuentro exclusivo la ciudad o el poblado.
Los barrios, como recortes sociales con identidad propia, rápidamente se poblaron de bares.
A veces estos establecimientos eran populares entre obreros sin demasiados recursos, otras veces eran familiares y reunían almacén y despacho de bebidas. Las mujeres iban allí a comprar el azúcar, la harina o los fideos; los hombres iban a tomarse un vaso de vino.
Para don Jorge D. el bar era exclusivamente para beber, y la fonda sólo para comer. El boliche sumaba, bar, fonda, y un almacén para la provisión del hogar.
En Barrio Refinería, el boliche, el bar y la fonda suministraban los recursos mínimos de alimento, ocio y descanso a los obreros de una comunidad esencialmente obrera.  La concurrencia a estos establecimientos no siempre era tranquila, y menudean los relatos sobre peleas y trifulcas. Suponemos que no en todos los negocios de expendio sucedía esto, pero el contacto entre diferentes nacionalidades, la competencia por el trabajo y la simple convivencia, seguramente generaba frecuentes conflictos.
Para principios del siglo XX, los bares eran muy numerosos en el barrio.

El censo de 1910 realizado por Gabriel Carrasco, cuenta sesenta y un bares  desde Boulevard Avellaneda, y contando en el estrecho marco del barrio inmediato a la Refinería argentina, vemos que más de la mitad (35 establecimientos) estaban en ese sector.
Como se ve en el plano de Rosario adjunto arriba, y detallado aquí al lado, los bares se alienaban en forma preferencial por Gorriti y por Monteagudo. Podemos decir que por Monteagudo, al menos, casi no había un lote sin su bar, dada la alta concentración evidenciada del relevamiento.
¿Qué llevaba a los propietarios a tener esa preferencia?
La calle principal, según la revista Caras y Caretas, era la actual Iriondo – Thedy, que arrancando desde Junín, llegaba hasta Gorriti, “muriendo” contra la casa de la administración de la Refinería, en la intersección con Gorriti. Sabemos de varios bares allí. Pero existían varios lotes ocupados extensamente por conventillos, por el gran terreno del almacén de Antonio Negri y por casas varias, por lo que poco lugar había para estos locales, aunque han quedado el nombre de algunos, como El Atrevido (no el conventillo) o el bar de Juan el bruto mencionados por el fallecido Salvador Terrazzino hacia 1915. Pero en esa cuadra de Iriondo, entre Vélez Sarsfield y Gorriti, que vemos en la foto de aquí arriba, podemos contar pocos bares en 1910: sólo dos establecimientos.
Por lo tanto, la cercanía y la disponibilidad hacían que Monteagudo y Gorriti fueran las calles más apropiadas para ubicar los bares. Tenían, probablemente, también la ventaja de estar “ocultas” a la comisaría y la fábrica, reguladores finales del comportamiento.
Queda el problema de la vivienda, ya que el uso de tal cantidad de espacio urbano, sobre todo cuando era necesaria la vivienda para albergar a los parroquianos más sedentarios.
La solución era doble: por un lado se construían conventillos, viviendas precarias y departamentos, por el otro, el “barman” vivía en el propio boliche, fonda o bar.
Podemos finalmente decir que el bar, además de configurar un lugar de contacto entre los obreros e incluso sus familias, también significaba el anclaje de los propietarios bajo las reglas del comercio, y la compra (y las inevitables deudas) relacionaron de forma específica a los pobladores con las actividades extra fabriles y por lo tanto domésticas.
Ya en los años 20, los “bolicheros” eran gente del barrio, a los cuales se podía acudir con confianza ante una necesidad, sea de alimentos o de crédito. La gran movilidad de los bares refleja, por otro lado, el cambio producido en los años 30. Al cambiar el sistema económico de la zona, que se vuelve de industrial a esencialmente portuario, las cosas se modifican, se añaden propietarios y probablemente otros se funden por las deudas contraídas o porque los nuevos clientes van a otros establecimientos.
Por desgracia, no quedan fotos de Monteagudo ni de Gorriti, que sepamos, mostrando la presencia de estos bares, quizás muy modestos.
Los bares que menciona Terrazzino pertenecen a otra época, basada en el movimiento del puerto.
Pero en 1910, en Barrio Refinería, el bar se institucionaliza al punto de formar dos calles con características propias, y junto al conventillo configuró una identidad barrial compleja y a la vez, característica. Como ocurrió en cada barrio rosarino.
Porque en esos barrios y en esos bares se formaron los argentinos, tal como hoy los (nos) conocemos.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Cuales fueron los bares de reunion de grupos anarquistas? o donde
se reunian los lideres de dicha
agrupacion politica?